«Bua, ha sido una semana inmejorable». El que menciona estas palabras es Juan Pérez, un ejemplo de perseverancia, trabajo, sacrificio, compañerismo y humildad. Ni una cualidad por encima ni por debajo de la otra. Aquel niño de Almudévar que jugaba en el Amistad de extremo derecho ahora es un señor portero y el pasado domingo, a sus 23 años, tuvo el merecido premio de debutar en Primera División con Osasuna en el estadio del Espanyol y lo hizo con victoria por 2-4 y un paradón decisivo cuando el duelo marchaba 1-2 y con su equipo con un jugador menos. Siempre es un orgullo ver a un aragonés en lo más alto.

Pero el debut en Primera fue el broche de oro a la semana porque unos días antes había sellado su acuerdo de renovación hasta el 2022 con Osasuna. El equipo navarro confía en él porque es un ejemplo de compañerismo, empatía y profesionalidad. Y lo de parar no se le da nada mal, por supuesto.

Rubén, habitual titular, no estaba por lesión y él ocupaba el puesto en el banquillo con Sergio Herrera en el once inicial, pero el de Miranda tuvo unas molestias en el aductor durante la semana. Estaba previsto que jugase, pero se resintió: «En el momento en el que hizo un par de golpeos se echó la mano al aductor, vino, me dio un abrazo y me deseó mucha suerte», cuenta Juan.

Por su forma de ser, ambicioso pero con la cabeza muy bien amueblada, entonces comenzó un proceso de normalización de la situación. «Intenté dejar los nervios aparte, aunque siempre están un poco presentes. Siempre intento evadirme de todo el entorno. El estadio estaba muy bonito y el partido era clave para el Espanyol, pero te centras en el choque, en llevarlo con normalidad. Por más que sea Primera División no deja de ser un partido de fútbol», asegura el portero altoaragonés.

En la misma línea se muestra con el paradón que realizó en la segunda mitad: «Tampoco la he visto muchas veces, no me gusta recrearme. Ni por esa parada voy a ser mejor portero que antes ni por un fallo, Dios no lo quiera, voy a ser peor», comenta.

Ese debut en la élite y la renovación con Osasuna no cambian ni un ápice la manera de pensar y de ver el deporte y la vida de Juan Pérez. Ha tenido una trayectoria ascendente, de plena progresión y sacrificio. Nadie le ha regalado nada. Siete años estuvieron sus padres compaginando sus trabajos y encajando horas para llevar a Juan a entrenar y jugar al Amistad, a Zaragoza, desde Almudévar. Lo curioso es que en fútbol 7 era extremo derecho, pero de vez en cuando, tras los entrenamientos, le gustaba ponerse bajo por palos hasta que «un día un portero falló y me tocó a mí y ya al año siguiente cambié, pero no sé muy bien por qué», relata entre risas.

En todo ese esfuerzo de sus padres pensó tras su estreno en Primera. El meta afirma que «te da esa satisfacción de todo el trabajo que sabes que hay detrás y no solo mío». Además, el puesto de portero es especial, «es más complicado para llegar arriba siempre», porque solo juega uno y hay menos rotación en la meta.

En total permaneció siete años en el Amistad hasta que vivió dos campañas doradas con el Huesca. El primer año jugó en División de Honor cadete y el segundo en Liga Nacional juvenil, logrando el ascenso a División de Honor. Entonces despertó el interés de varios equipos: «Ya había ido cinco o seis días con Osasuna a entrenar y me dijeron que si quería ir a un torneo. Tenía un par de equipos para probar, pero a final de temporada nos decidimos por Osasuna porque nos habían hablado muy bien y era como un compromiso por haber ido a un torneo con ellos, entrenado y que les interesara primero».

Y ahora, con una renovación en Primera bajo el brazo y en un momento dulce de su carrera, Juan Pérez mantiene los pies en la tierra: «No quiero ir más allá, me parece pecar. Obviamente hay que ser ambicioso, pero crearte una película que lleve a una decepción en tu cabeza no me gusta. Parece que suena a tópico, pero me gusta el día a día, aprender, tener la oportunidad de entrenar en un club profesional y aprender de dos compañeros como Rubén y Sergio». De momento, nadie le quitará haber debutado en la élite y tiene mucho futuro por delante.