-¿Cómo ha sido su primer día como internacional absoluto?

El recibimiento ha sido muy bueno, además a la mayoría ya los conozco bien de haber coincidido en las categorías inferiores, bien de enfrentarnos muchas veces. Así que no es que haya entrado en un grupo nuevo. Ahora hemos terminado de entrenar, una primera sesión de toma de contacto, de enseñar las jugadas que queremos hacer, la filosofía de juego. La verdad es que me he sentido muy cómodo.

-¿Pensando ya en los dos partidos de clasificación?

Es que no hay tiempo para entrenar, hoy y mañana tenemos doble y el jueves ya nos vamos a Bielorrusia, así que hay que hacer cosas sencillas, nada muy complicado, pero lo que hagamos hacerlo bien. Tenemos ya en mente tanto el choque en Bielorrusia el viernes y el de Montenegro en Zaragoza.

-¿Será especial si puede jugar en Zaragoza?

La verdad es que ha sido casi como si lo hubiera diseñado yo. La primera vez que voy con la absoluta y poder jugar en casa delante de mi gente es como si me hubieran preguntado, ¿qué quieres? Pues hubiera pedido esto. Pero bueno, aún estamos 16 y hay que hacer la convocatoria y hacerse un hueco en ella.

-Los bases rindieron a un gran nivel en la primera ventana, tiene una dura competencia.

Hay competencia, eso lo tengo muy claro. Pero vengo con muchas ganas, tengo mucha ilusión. Siempre he dicho que poder vestir la camiseta de la selección española ha sido un sueño desde chiquitito y mira, estoy muy cerca. Tengo que ganarme el puesto pero estoy cerca.

-¿Es un sueño que nunca se abandona?

Estos años pasados, con los bases que hay en España, era consciente de que hacerse un hueco era muy complicado. Pero las circunstancias han venido así, con este lío entre FIBA, Euroliga, NBA, y en esta selección hay posibilidad y ¿por qué no? Cuando me llamó Sergio para decirme que habían pensado en mí le dije que encantadísimo, que me hacía mucha ilusión y que vendría a ayudar lo máximo posible.

-¿Cómo se enteró de la convocatoria?

Me llamó Scariolo. Primero me dejó una nota de voz. Que ni vi de quién era el número, vi un mensaje de voz, me lo puse en la oreja y era él. Luego hablamos por teléfono y me transmitió que contaba conmigo, que antes había estado en la órbita pero al final hay muchos bases de calidad y que ahora mismo me tocaba.

-¿Cómo lo valora?

No sé si decir como un reconocimiento pero quizá sí es un premio a muchos años porque al final no soy un niño de 22 años al que le llega la oportunidad y piensa que su carrera es muy larga y que esto le puede pasar más veces. Tengo 33 años recién cumplidos, llevo muchos años en la Liga y a lo mejor me hace más ilusión esta llamada que a un jovencito que aún no sabe lo que es. Pero también es una motivación para seguir, para pensar que siempre se puede mejorar, que no hay límites. Hay que seguir, siempre se pueden alcanzar nuevas metas.

-Está en un momento inmejorable, campeón el año pasado con el Tenerife, haciendo historia en la Copa, estrena paternidad…

Pensaba que el 2017 había sido mi mejor año pero este 2018 va camino de superarlo. He sido padre, además coincidió con mi cumpleaños y con la clasificación para la Copa. Fue un día espectacular. Y luego en la Copa entramos por primera vez en semifinales. La verdad es que estoy disfrutando mucho del baloncesto, de lo que lo envuelve. Porque hay temporadas que estás ahí, que vas agobiado porque los resultados no son los que te gustarían, y ahora llevo dos años disfrutando mucho del baloncesto, me lo paso bien todos los días entrenando. Estoy en un sitio muy apropiado para hacerlo, estamos creciendo y el club va para arriba. Ahora mismo con 33 años valoras el día a día porque sabes que no te queda mucho.

-¿Eso se refleja en su juego?

Mucha gente me dice, los últimos años estás mejorando. Es que al final es eso, es sentirte cómodo con tu equipo, con tus compañeros, con todo lo que te rodea. Probablemente estoy en mi mejor momento como jugador. ¿Un poco tarde? Pues no lo sé, pero al final los bases también tenemos esto, con los años adquieres experiencia, ves mejor el juego, conoces mejor a tus compañeros. Todo eso hace que probablemente estos dos años hayan sido los mejores.

-¿Es consciente de que es el primer internacional absoluto aragonés en 15 años?

No era muy consciente hasta que lo leí cuando se hizo oficial mi convocatoria. Vi que Lucio Angulo había sido el último hace 15 años. Da un poco de, entre comillas, pena porque Zaragoza ha sido una plaza de baloncesto de siempre, ha habido grandísimos jugadores de primer nivel en la selección. Que haya pasado tanto tiempo también sin representantes en la Liga ACB tampoco es una gran noticia. Pero ahora mismo se está trabajando muy bien la cantera en el Tecnyconta, vienen muchos chavales por abajo apuntando buenas maneras. Ahora hay que darles la oportunidad para que se desarrollen y puedan asentarse en la Liga.

-¿Se siente bandera del baloncesto aragonés?

Bueno, porque soy el único. Me gustaría que hubiera más pero claro, si soy el único pues encantado. Y sobre todo, que los chicos jóvenes que están ahí vean que con trabajo e ilusión se puede llegar y mantenerse muchos años en la ACB.

-¿De quién se acuerda en estos momentos?

De mi mujer, que estamos juntos desde que empecé en profesionales y es la que ha pasado todo conmigo, los buenos y los malos momentos. Por supuesto de mis padres, de mi hermana, de mi familia, de los que están ahí todos los días. Porque esto no es todo bueno, hay momentos complicados, de dudas, de si estoy o no estoy, y los que me apoyan en el día a día son los que se lo merecen también.

-¿Y del Azúa?

Muchos veranos entreno allí, con Willy Tisaire tengo muy buena relación y con entrenadores de entonces también. El Azúa lo llevo en el corazón desde chiquitín.