Tras el periodo más exitoso de su historia moderna, el Madrid está sufriendo las vicisitudes de transitar inmediatamente después del triunfo. Como el día después de una fiesta, solo el recuerdo de un pasado mejor mitiga el dolor de un presente desalentador. A falta de culpar a otro entrenador, Florentino Pérez está capeando una crisis histórica, plagada de problemas para los que no funcionan las soluciones del pasado.

Para llegar a cotas de éxito impensables, el Madrid tuvo que retorcer al máximo la fórmula del éxito. Los argumentos que apoyaban el discurso triunfalista de parte del madridismo, sustentados en los títulos de Liga de Campeones, fueron los mismos motivos que explican la actual crisis. El equipo empezaba a dar síntomas de agotamiento, el termómetro de la Liga hace más de un año que tenía la luz de alerta encendida y no se tomaron soluciones hasta que fue demasiado tarde. Cuando quiso acudir al mercado, Florentino Pérez no encontró lo que buscaba y, con el proyecto descabezado, la temporada ha sido un constante tantear las paredes para no encontrar el camino adecuado.

El Madrid todavía lamenta el día que, horas después de ganar la Liga de Campeones, Zidane vio venir las nubes y dio el pistoletazo de salida a un trance que todavía dura. Transcurrido el verano entre negativa y negativa de técnicos de talla mundial, el club blanco terminó su búsqueda de entrenador en la puerta de la selección española para contratar a un Lopetegui despedido en octubre. La incipiente mejora con el primerizo Solari fue un espejismo y, entre todas las soluciones que podía intentar el Madrid, la del banquillo se ha malogrado ya en dos ocasiones.

EL ADIÓS DE RONALDO

En cualquier posible futuro inmediato posible, era muy desatinado pensar que la habitual cifra de goles de Ronaldo en cada temporada en el Madrid, unos 50, se podía subsanar con lo que ya había en la plantilla. Entre el potencial de Asensio, la irrupción de Vinicius y la eclosión de Isco, el Madrid esperaba batalla para un puesto en el once que ha terminado ocupando con regularidad Lucas. Con la venta de Ronaldo a la Juventus por 100 millones de euros, el Madrid perdió algo más que su cifra media de goles por temporada, perdió el liderazgo de un jugador visceral que arrastraba a su equipo.

Insignes miembros de la delantera de los éxitos recientes del Madrid, como Benzema y Bale, intentan sobrevivir a la ausencia de Ronaldo. El francés hace gala de su habitual rendimiento desigual, pero sus buenos días quedan diluidos entre el desastre colectivo. El caso de Bale es el de una ruptura anunciada, en la que los enamorados lo han intentado todo, pero contra la que no pueden hacer nada. Las molestias, los golpes y las lesiones del galés le han impedido tener continuidad en su juego, cada vez más trivial e intrascendente.

Ninguno entre los ya célebres ocho candidatos al Balón de Oro con los que el Madrid humilló a Lopetegui en su despido, está rindiendo al nivel que al que le colocan los galardones y reconocimientos. El centro del campo en pleno, con Modric a la cabeza, seguido por Kroos y Casemiro, deambula por el césped sin imponer su juego. Marcelo es el gran señalado en defensa, lejos de su mejor condición física y con carencias constantes en los dos frentes de juego. Varane va reduciendo sus errores flagrantes en una temporada no mucho mejor que la de Ramos.

La gran decisión de Solari ha sido desterrar a Isco de forma flagrante de las alineaciones. El malagueño está lejos de reivindicar su mejor nivel cada vez que juega. Tampoco hubo una buena renovación. En los cuatro últimos veranos, los fichajes más caros del Madrid están lejos de las cifras multimillonarias del mercado, todos jóvenes talentosos con un futuro prometedor. Eso sí, hay muchas decepciones. Desde Asensio y Ceballos, que siguen peleando por un sitio en el equipo, hasta Kovacic, Morata o Theo Hernández, incluso el último gran fichaje, James Rodríguez, todos fuera del Madrid. El aragonés Jesús Vallejo ha estado lastrado por las lesiones. Y lo último ha sido echarle la culpa al VAR y la lesión de Kroos en el aductor izquierdo. Se une así a Mariano, Asensio, Bale y Llorente.