¿Jugará Bono o seguirá Whalley? La decisión de la portería es, sin duda, la de mayor calado entre las que debe de tomar Ranko Popovic, que además se ha esforzado esta semana en ocultar sus cartas sobre el desenlace, también para los dos protagonistas. Al menos hasta ayer. Whalley ha jugado todos los minutos en la Liga y era una apuesta personal de Víctor Muñoz. Bono no ha tenido uno solo como zaragocista en este curso y llegó cedido en verano por el Atlético para que jugara, no para ver partidos en el banquillo. Con ambos, Popovic tiene argumentos para justificar una decisión, el cambio en la portería, que es mucho más delicada de tomar que en cualquier otra demarcación.

La intuición que existe en el entorno de Whalley es que el portero va a seguir en el puesto. Hay alguna razón para que lo haga, pese a que su nivel no es el de las primeras jornadas, donde fue uno de los mejores. Ahora viene de actuaciones más irregulares, con algunos errores y con un fallo más garrafal en Soria, en el segundo gol, en la falta de Julio Álvarez, aunque no es menos cierto que también ha pagado mucho el bajón defensivo que ha dado el equipo en los últimos partidos.

Pero Whalley lleva meses en el punto de mira del Everton, que ya sabe que el Zaragoza pide dos millones más variables por el internacional sub-21. Ese traspaso, si se concretara, supondría una inyección económica fundamental para el club, que no tiene muchos más jugadores para traspasar ahora mismo. Vallejo, si acaso. El Zaragoza necesita dinero. Y siempre se puede negociar con una posición de más fuerza cuando el jugador es titular.

La candidatura de Bono tiene también sus argumentos. Ya no está Víctor, que apostó de forma valiente y decidida por Whalley en una de las decisiones que más asperezas le generó con el club. Eso sí, Víctor nunca ocultó que también le gustaban las condiciones del internacional marroquí. De hecho, no lo consideraba, ni mucho menos, peor portero que Whalley. El Atlético cedió a Bono para que ganara experiencia en Segunda, para que en vez de jugar con el filial rojiblanco en Segunda B tuviera minutos en un club con la presión del Zaragoza. Y por eso vino a La Romareda, para jugar. Y él y su entorno ya han dejado entrever que no se encuentran a gusto en su actual rol. En el préstamo no hay fijado un número de partidos, pero es obvio que el Atlético quiere que juegue y que el Zaragoza puede ver cómo en enero el club del Manzanares y el jugador deciden romper esa cesión si no cambia la situación.

La expulsión de Marruecos de la Copa de África quitó una coartada para Víctor a la hora de no alinearlo, porque Bono ya no se iba a ir en enero a ese torneo. Sin embargo, el técnico mantuvo a Whalley. Quizá ya ante la Ponferradina y tras el error de Soria el preparador aragonés hubiera optado por el cambio, aunque eso ya es secundario.

Ahora, la decisión le corresponde a Popovic. La directiva no presionó a Víctor, no de manera importante, para que Bono jugara, pero sí se sabe de sobra que el club prefería que fuera el marroquí el titular, por sus condiciones y porque al Atlético puede que se le deban solicitar otras cesiones --Borja está a préstamo también-- en un futuro. Sin embargo, Popovic tiene en Bono una papeleta con peligro. Si hace ese cambio se podrá entender también como un gesto de complicidad hacia los dirigentes zaragocistas. La respuesta, hoy.