Más allá de confirmar su intención de comprar el paquete accionarial mayoritario del Real Zaragoza y de reconocer el deseo de Agapito Iglesias de vender el 94% de los títulos que posee, el director general del club, Jesús García Pitarch, no ha dado muchas más pistas del estado de una negociación de venta que se ha acelerado en las últimas dos semanas. No lo hizo ante los medios el jueves, pero tampoco mucho en su entorno cercano, si bien la impresión general es que un anuncio de esas características, con lo implica, habla claro de una negociación avanzada y, en todo caso, de un desenlace rápido, en muy poco tiempo. Esa es la previsión, si bien el carácter voluble de Agapito, pese a que ahora su margen de maniobra sea menor, y la posibilidad de otros compradores introducen las lógicas dudas en Pitarch y en su entorno.

"El proceso se facilita si los que participan de él conocen el club", aseguró Pitarch. Es obvio que el desembarco del dirigente en julio pasado le da una situación de ventaja a la hora de conocer la realidad de un club que ha gestionado en los últimos ocho meses. Y con esa baza ya juega el director general, que en un primer momento, al poco tiempo de su llegada, le solicitó al máximo accionista la cesión de la responsabilidad política de sus acciones, opción que éste no tuvo en cuenta.

Pitarch, que llegaría solo en ese desembarco, si bien anunció su intención de contar con capital aragonés y que para ello ya sabe de empresarios que le han manifestado su interés, aseguró que su idea para el Zaragoza es viable en Primera y que en Segunda habría que tomar decisiones duras y ajustes.

CAMBIOS El director general ya tiene planificada la hoja de ruta en ambos escenarios y en ella también se incluye la figura de Isidro Villanova, que desde el primer día ha sido su apuesta para la presidencia. Desde que llegó al club en julio ha querido que el exjugador sustituya en el cargo a Fernando Molinos y por ahí no va a haber sorpresas.

Con Isidro Villanova llegaría un nuevo consejo de administración del que saldrían Francisco Checa, Luis Carlos Cuartero y en principio también José Guerra. De hecho, las frías relaciones entre Pitarch, junto a su grupo de colaboradores, y la vieja guardia de la entidad han sido un problema desde el inicio de la temporada y se han radicalizado en los últimos tiempos. El prematuro regreso de Jordi Bruixola, director de comunicación y mano derecha del director general zaragocista, cuando iba a viajar a Tenerife junto a Checa y Cuartero, fue un elemento claro para acelerar ese desembarco y activar después los correspondientes cambios en la SAD.

UN MILLÓN El más claro, sin embargo, es la imputación de Agapito en el caso Plaza, es decir los problemas del soriano con la Justicia, que hacen que sus días al frente del club estén contados y que sus asesores ya le recomendaran en su día que vendiera su paquete accionarial. El margen de maniobra del dueño, en buena lógica, se ha visto reducido porque está más acorralado que nunca. Así, las peticiones astronómicas de antaño por su paquete accionarial han pasado a otra realidad. Ni los 14 millones que pidió al final de la campaña pasada, pese al descenso a Segunda, ni los 10 que deslizó un año antes, en Primera.

Con unas acciones cuyo valor nominal ronda los 2,5 millones y con un club que tiene una deuda de más de 100 millones, el acuerdo, tal y como explicó este diario el martes, habría que buscarlo en una cifra mucho más baja de lo que Agapito pedía no hace demasiado. Entre el millón y los dos millones de euros sería lo que Pitarch estaría dispuesto a asumir. Por ahí apuntaría el acuerdo. El desenlace dicen que es inminente.