Ya encajan varias piezas, casi todas, pero no todas. En el rompecabezas que Víctor Muñoz tiene que completar para salvar al Zaragoza de la quema hay dos huecos negros que no termina de rellenar. El técnico aragonés no encuentra entre su plantilla a dos propietarios fijos que se hagan cargo de defender las bandas, tanto por la derecha como por la izquierda. En los partidos consumidos de la era Muñoz , desde su debut en el Nou Camp, seis jugadores diferentes han probado en los carriles. Y sólo en una ocasión, precisamente en la ida de la eliminatoria copera contra el Barcelona, Víctor ha mantenido su criterio inicial en esta doble parcela del campo durante los 90 minutos. En las siete ocasiones restantes, en las siete últimas, ha hecho remiendos forzados en los laterales con el partido a medias.

La clase de samba que impartió el bético Denilson el domingo pasado ante un dócil Rebosio fue el capítulo más sangrante de una de las deficiencias menos ocultas del Zaragoza y por la que se desangra en su lucha por la permanencia. Muñoz no encuentra un cerrojo para las bandas que le permita vivir sin taquicardias cada semana. Desde que se hizo dueño del banquillo de La Romareda, ha probado hasta con cuatro jugadores diferentes en el lateral derecho (Rebosio, Cuartero, Ferrón y Ponzio) y otros tres en el izquierdo (Pirri, Toledo y Rebosio). Un mal, el del carril zurdo, que el club intentó paliar con un fichaje en pleno invierno, pero que quedó suspendido ante la negativa del Ancona de traspasar a Milanese.

Tres especialistas

Los relevos se han sucedido con gran asiduidad en el carril del 2 . Víctor, en la búsqueda de una solución, ha desgastado a sus tres especialistas y se ha sacado de la manga un comodín. Rebosio empezó siendo el titular indiscutible hasta que cedió este privilegio en Mendizorroza ante Ferrón, que le había suplido parcialmente en todos los partidos anteriores. Pero la inclusión del catalán fue fugaz. En la victoria ante la Real, Víctor formó con Cuartero en el carril, aunque el de Pradilla tampoco gozó de los 90 minutos para él solo. En una apuesta inédita, el técnico utilizó temporalmente a un comodín llamado Leo Ponzio como remedio en la última media hora. El experimento se repitió en la vuelta de la serie copera contra el Alavés. En Sevilla, Rebosio recuperó la titularidad y Denilson lo agradeció.

En resumen, el peruano es el que más tiempo ha sobrevivido en esta demarcación (360 minutos y cinco veces titular), seguido de Cuartero (159 y dos veces titular), Ferrón (135 y una titularidad) y el experimento Ponzio (66 minutos).

El hemisferio opuesto

El barullo de la derecha se contagió al hemisferio contrario. En la izquierda tampoco hay un propietario único. Ante la lesión de Toledo, Pirri se ubicó en el once bajo el mandato de Flores y Víctor le aguantó ahí hasta Mendizorroza. En el estadio del Alavés reapareció el defensa paraguayo y repitió como titular ante la Real. En este encuentro, Víctor se inventó otro remiendo e, iniciado el choque, probó en los últimos 39 minutos con Rebosio. Toledo formó de nuevo como titular en la vuelta de la Copa contra el Alavés y en el Ruiz de Lopera, aunque fue relevado por Pirri. El lateral catalán es el que más ha sido utilizado por Muñoz con 385 minutos de juego, seguido de Toledo (296) y, de forma testimonial, Rebosio (39).