Los carros del pescado son más viejos que Matusalén. La jerga futbolística hizo suya esa expresión metafórica para referirse a uno o varios jugadores apartados por un técnico o por un club por las razones que fuere. Sin ni siquiera llegar a ese extremo, porque en ningún momento ha entrenado al margen del resto del equipo, el Real Zaragoza tiene su propio carrito con Paredes. El defensa acude a su puesto de trabajo y trabaja, como es su obligación y la del club que lo tiene contratado garantizar ese derecho, pero luego no juega por lo que no juega. Para comprenderlo no hace falta ir a Oxford.

Desde enero, cuando Herrera se dio una tregua con el caso de los tres denunciantes hasta el cierre del mercado, y nada más comenzado febrero, con las transacciones ya cerradas y el problema mal resuelto, el entrenador conoce cuál es la postura de su empresa respecto a Paredes, la misma que con Movilla aunque con matices diferentes. Los ejecutivos no quieren que el capitán vuelva a jugar para evitar una renovación de su contrato hasta el 2015, algo que podría conseguir con relativa sencillez gracias al bondadoso contrato de renovación que un incauto le firmó hace unos meses. Ante el riesgo de que eso sucediera y de que otros cientos de miles de euros quedaran hipotecados en un futbolista sin valor, el club optó por cerrar el grifo a principios de mes. No ahora.

Durante unas semanas, a Herrera le pareció más importante que Paredes pudiera volver a jugar si lo necesitaba --si es que eso es posible sin caer en un contrasentido--, que velar por una postura colectiva. Esto que ahora le sucede a Paredes, que ayer lógicamente no entró en la convocatoria, no le es extraño. Lo vivió con mucha más severidad con Gay en el banquillo pero con un fuego alrededor sensiblemente menor.

En aquella ocasión, el defensa era el malo de la película y ahora, sin ser el bueno, no es más que un arma arrojadiza que disparar sobre Agapito Iglesias y, especialmente, contra Pitarch. La situación esquizofrénica que rodea al Zaragoza da hasta para capítulos así de delirantes. A ver si ahora nos va a parecer mal que Paredes se marche del club de una vez. No perdamos el norte...