No hay otro podio igual en el Mundial, esa atalaya sobre la recta poblada de miles de tifosis, un momento casi místico para que Lewis Hamilton («me encanta estar aquí, pues sé que son de Ferrari, pero adoro su pasión») contemple el mundo desde el liderato, asaltado con la sexta victoria de la temporada, la cuarta consecutiva en Monza, una especie de paseo militar sin la más mínima presión fuera de la primera curva tras la salida.

«Sé que sólo he sido tercero, pero en el podio te sientes como el rey del mundo», resumió Sebastian Vettel, feliz, tras subir a su hombro la cámara de Franco Scandinaro para grabar el instante, como Fernando Alonso cinco años atrás. Sabe Vettel que lo peor ha pasado y que el final de temporada es su momento para batir a Hamilton. Llegarán circuitos más favorables a Ferrari, como el próximo de Singapur, donde se espera, como en Mónaco y Hungría, un doblete rojo, pero Mercedes y Hamilton han cumplido donde se esperaba, en Monza, en el templo de la velocidad, donde el motor lo es casi todo.

«El motor Mercedes es mejor que el de Ferrari», dijo el inglés tras el tercer doblete Mercedes del año. «¿Te has dado un paseo?», le dijo Vettel al británico en el antepodio. «Ni siquiera has tirado nada en las últimas vueltas». «Tienes razón», asintió Hamilton.

Vettel empleó pocas vueltas en adelantar a su compañero Raikkonen, al Williams de Stroll y al Force India de Esteban Ocon, pero cuando había hecho lo más complicado llegó la presión en los últimos giros de Daniel Ricciardo que, en otra excepcional actuación, protagonizó la remontada del día. «Pensé en el podio, pensé que sería tercero tras superar a Vettel, sí», reconoció el australiano.

Ricciardo fue lo mejor de una carrera en la que Carlos Sainz se quedó fuera de los puntos en «un fin de semana que sabíamos iba a ser difícil, pero que resultó aún más». Alonso se retiraba a dos vueltas del final por orden del equipo para poder sustituir la caja de cambios sin sanción en Singapur. Mientras, aguarda noticias sobre un cambio de motor a Renault en 2018 sin otorgarse ningún papel protagonista en este asunto: «No hay que decir que yo busco nada en particular. Soy un piloto y puedo decir más o menos lo que quiera, correr donde quiera y en la categoría que quiera. Es McLaren quien busca lo mejor», explicó el asturiano, que espera noticias de su equipo.

«Antes de decidir el futuro, hay que saber qué motor equipará McLaren», explica Flavio Briatore, quien, de alguna manera, sigue siendo su mánager. A Fernando no le faltó humor para argumentar por qué la FIA tardó tanto en sancionar a Palmer por tomar ventaja frente al asturiano al atajar por la chicane: «Estarían tomando una Heineken», dijo mientras veía el stand de unos los grandes patrocinadores del GP de Italia.