El Deportivo se conformó ayer con un empate en el campo del Shelbourne, campeón de Irlanda, un equipo semiprofesional que puso mucho tesón pero evidenció su falta de calidad. El equipo gallego jugó un pésimo partido, sin ambición, sin control del juego y lleno de errores. Tendrá que mejorar en Riazor para sellar su presencia en la Liga de Campeones el próximo 24 de agosto.

Javier Irureta ya había avisado de la importancia del partido y alineó al mejor equipo. Sin embargo, el conjunto gallego acusó mucho la falta de ritmo, sobre todo en la primera parte. El conjunto irlandés, que ya ha disputado 21 partidos de Liga en esta temporada, afrontó el partido con mucho entusiasmo y se dedicó a colgar balones al área. En el Depor sólo destacó Luque. El resto, muy flojo, horrible. Lo más destacado fue la lesión de Molina, que sufrió un golpe en el muslo derecho y tuvo que ser sustituido por Munúa en el minuto 37.

El cuadro de Irureta sólo tiró una vez a puerta en el primer tiempo y fue un suave disparo de Sergio. Tras el descanso, salió más incisivo y Luque estuvo a punto de marcar (m. 47). Un minuto después, Pandiani tuvo otra ocasión. A partir de ahí, el equipo se durmió. Valerón nunca asumió el control de juego y la conexión entre el centro del campo y el ataque no existió. Munúa, incluso, evitó un tanto de Moore a 13 minutos del final. El equipo gallego intentará solventar la eliminatoria dentro de dos semanas en un partido vital para la economía y el prestigio del club.