Deportividad, respeto, amistad, compañerismo y sobre todo diversión. Estos verdaderos valores del deporte fueron los que se pudieron respirar en este inédito partido amistoso disputado ayer entre los equipos de la Liga Genuine del Real Zaragoza y la SD Huesca en la Ciudad Deportiva aprovechando la festividad de la Cincomarzada.

Este primer derbi aragonés estaba plagado de emoción y competitividad sana antes del inicio del choque. No era un encuentro cualquiera para jugadores y aficionados que se convertían en los principales protagonistas por delante del primer equipo en la perfecta traducción del objetivo principal de esta iniciativa de LaLiga: la normalización del colectivo de deficiencia intelectual a la hora de la práctica del fútbol. La ilusión se podía palpar en los jugadores del Huesca que volvían a sentirse profesionales tras llevar varios meses sin viajar para hacer lo que más les apasiona: jugar a fútbol. Mientras, los chicos del Zaragoza compartían sus emociones ante la mirada de los cientos de personas que se acercaron a las instalaciones zaragocistas.

DEPORTIVIDAD // Para poder agilizar la participación de todos los jugadores se optó por disputar dos partidos de fútbol ocho con cuatro partes de diez minutos donde el resultado era lo menos importante. En la grada todo era ilusión en los momentos previos al inicio de los partidos. Oscenses y zaragozanos fueron nuevamente un ejemplo de superación ofreciendo un bonito espectáculo futbolístico: regates estéticos, jugadas de estrategia, defensas contundentes y goles repletos de belleza. A destacar la esencial labor de los entrenadores en ambas bandas, o educadores, que rotaban a los jugadores en todo momento sin ningún enfado. Solamente se veían sonrisas al entrar y al salir en una disciplina como la Liga Genuine en la que se premia también las actitudes de los equipos además de los resultados deportivos. «Qué más da cómo quedemos», explicó un jugador del Huesca después de recibir un tanto zaragozano.

Como bien dice el lema de esta competición, «se trata de compartir antes de competir», se pudieron disfrutar de acciones llenas de fair play. El mejor ejemplo de ello, era el abrazo lleno de sentimiento que el jugador infractor de una falta daba al contrario para disculparse.

No hay que olvidar la salsa del fútbol, el gol. La alegría se desbordaba en las celebraciones desde dedicatorias a familiares en las gradas o a amigos que estaban jugando en el otro campo, relatos entre los jugadores para ver cómo había sido el gol de su compañero, sonrisas, abrazos y felicitaciones de los contrarios. «Estoy orgulloso del apoyo de los compañeros, a veces hemos sufrido pero esto es fútbol se viene a jugar y a pasarlo bien», explicó Sergio, uno de los jugadores más destacados del partido por el conjunto oscense.

Otros que tuvieron un papel importante fueron los árbitros, que además de vivir una experiencia diferente, disfrutaron de su oficio más que en otro fin de semana en el futbol regional según las palabras de Alejandro Falces. «Es muy especial porque estás ahí dentro con ellos y observas desde cerca cómo disfrutan y se divierten. Además, me encanta cuando después de marcar un gol me preguntaban si me había gustado su disparo».

El acto terminó con un intercambio de camisetas firmadas por todos los jugadores por parte de los dos entrenadores, Pedro Suñén del Real Zaragoza y David Abardía del Huesca. Por último los protagonistas recibieron un bonito recuerdo de la jornada por parte del míster del primer equipo zaragozano, Víctor Fernández, que junto a Lalo Arantegui y Marc Gual fueron algunas de las caras conocidas del Real Zaragoza. El exentrenador del Huesca, Leo Franco, siguió muy de cerca el desarrollo de la jornada. Se confirmó que esta iniciativa se volverá a repetir pronto en la capital oscense aunque todavía no se conoce la fecha del nuevo partido.