El DKV sufrió una aparatosa derrota, la más amplia de la temporada, ante todo un aspirtante al título liguero, El Pozo de Murcia. Nada hay que objetar a la derrota del equipo aragonés, que no se pareció en nada al de anteriores partidos, con una defensa excesivametne frágil y un ataque que no pudo hacer nada ante la bien colocada defensa murciana. Los visitantes lograron romper el partido a su favor casi desde el principio, en el minuto dos, y uno más tarde, ponía la directa hacia la victoria, que no peligró nunca.

El DKV, muy apagado durante los primeros minutos, fue encajando goles en contra hasta un claro y contundente 0-6 con el que acabó el primer acto del partido. El abultado marcador cosechado en los primeros 20 minutos hizo mucho daño en un equipo que intentó dar la cara en la segunda parte presionando más, pero se encontró con un Pozo que seguía siendo una apisonadora. Así, en el tiempo que va del minuto 24 al 25, Quique Boned hacía más sangre del conjunto aragonés y ponía en evidencia la fragilidad local en este encuentro y la falta de concentración de un equipo que estaba jugando uno de los peores partidos que se le recuerdan, sin ninguna ambición ni ilusión.

La reacción tenía como objetivo intentar satisfacer a las 4.000 almas que no cesaban de animar a un equipo roto, pese al encuentro que estaban presenciando. La máquina murciana no paró aquí, sino que siguió con su machacón juego hasta conseguir la mayor goleada que ha encajado el conjunto de Chavi Ladaga en su propia pista, maquillada por dos goles locales obra de Raúl Izquierdo y Nano Modrego, éste de doble penalti.

Buena muestra del desastre del conjunto zaragozano la da el hecho de que, siete de los once goles que logró anotar El Pozo, se produjeron en jugadas de estrategia, bien de saque de esquina, bien de saque de banda, que suele ser el mejor arma de un DKV que no se recupera del bache que está atravesando en las últimas jornadas de la Liga.