El Real Madrid entreabrió las puertas de las semifinales de la Liga de Campeones con un triunfo ante el Mónaco logrado a base de coraje en sólo 45 minutos, los que siguieron al descanso, porque en la primera parte evidenció síntomas preocupantes. Ronaldo, que reapareció, tuvo mucho que ver en el triunfo del equipo blanco. Provocó un penalti y marcó un gol. Sin hacer un partido espectacular, fue determinante.

Fernando Morientes también fue protagonista. Regresó al Bernabéu y firmó el segundo tanto del equipo monegasco. No lo celebró. Con la mirada puesta en el cielo se lo dedicó a las víctimas de los atentados terroristas del 11 de marzo y se ganó una sonora ovación de los hinchas.

En horas bajas tras perder la final de la Copa del Rey y caer derrotado con estrépito en San Mamés ante el Athletic de Bilbao, al Real Madrid se le presentaba una excelente oportunidad para restañar sus heridas. El Mónaco está a años luz del equipo blanco. Pero en la primera parte se encontró con que el líder de la Liga española no se pareció, ni de lejos, el que era hace sólo unas semanas y, cuando se creyó que podía hacerle daño, le puso en evidencia. Sebastien Squillaci, que aprovechó una de las numerosas vías de agua que se abrieron en la zaga blanca confirmó con su gol las debilidades locales.

En el arranque del segundo acto, un saque de esquina que lanzó Beckham lo remató de cabeza Helguera, de forma poco ortodoxa, pero el balón acabó dentro de la portería del Mónaco. El Real Madrid se lanzó al ataque se adueñó del partido.

Zidane aprovechó un rechace de Roma para rubricar el 2-1. Una pena máxima a Ronaldo que sí pitó el colegiado sirvió a Figo para conseguir el tercer tanto de su equipo. Lo marcó de cabeza, después de que Roma rechazara su disparo desde los once metros. El cuarto fue obra de Ronaldo, con un disparo cruzado tras un pase de Zidane (m.81). La eliminatoria parecía definitivamente resuelta, pero Morientes se encargó de complicarle un poco la vida al equipo de sus amores con un bonito remate de cabeza (m.83).