El Club Deportivo Ebro sigue yendo muy en serio. Hace cinco años comenzó un proyecto de la mano del empresario de Gallur Javier Borao y Ander Garitano cuyo objetivo era llegar a Segunda División B y consolidarse. Tras cuatro años en la categoría de bronce sin sufrir ha llegado el momento de dar otro paso más. El anhelo: llegar a Segunda División.

El lunes los socios aprobaron por unanimidad la conversión en Sociedad Anónima Deportiva, un avance imprescindible para continuar creciendo. El otro, también vital para las aspiraciones de los arlequinados, es dejar de jugar en El Carmen: «Llevamos cuatro años ya y asentados en Segunda B, pero creemos que tampoco podemos crecer más en este campo y en estas condiciones. Las exigencias son máximas, ya piden que todas las fichas sean profesionales, y si queremos crecer algo hay que dar este nuevo paso», comenta Jesús Navarro, presidente de la entidad.

La intención del club de La Almozara es que para la temporada que viene esté terminado el proceso de conversión en SAD. Entonces, Javier Borao, el artífice económico del crecimiento del Ebro, se convertirá en el máximo accionista una vez ponga los 2,2 millones de euros de capital social mínimo que es requerido por ley.

La vinculación del empresario de Gallur comenzó hace cinco años, cuando junto con Ander Garitano se propuso asentar a un equipo de la tierra en Segunda B. Es propietario de Bopepor, una empresa aragonesa del sector porcino en plena expansión, tanto que ha invertido 11 millones de euros en la expansión de sus instalaciones y, una vez terminadas, se espera que casi duplique su actual plantilla, que ya supera el centenar de trabajadores. «Se han portado de maravilla y son una gente extraordinaria», reconoce Navarro sobre Garitano y Borao.

El presidente cuenta que «se ha invertido mucho dinero en estos cuatro años en Segunda B y si queremos crecer hay que dar este nuevo paso», pero advierte que la conversión en SAD «no se hace para luego vender el club», sino que el objetivo es «disputar un playoff y tratar de subir». De hecho, agrega, «nuestro primer objetivo es ascender a Segunda», ya que «estamos en una ciudad grande y solo hay un club en Segunda División y otro en Segunda B». Hay sitio para más referentes tras el Real Zaragoza y ese hueco lo quiere llenar el Ebro.

El otro paso indispensable es que el primer equipo se traslade a otro campo. La cantera seguirá en El Carmen y también es una parte importante del proyecto del club, ya que quiere ser un referente e instalar al equipo juvenil en División de Honor. Sin embargo, el conjunto de Segunda División B necesita imperiosamente salir ya del pequeño y vetusto campo de La Almozara.

«AQUÍ NO HAY QUIEN GANE»

En su día se especuló y se trató de lograr que el Ebro jugase en La Romareda, pero no fructificó. «Este año de no ser por el campo quizá hubiéramos conseguido llegar a la promoción, porque hemos conseguido más puntos fuera que en casa. Aquí no hay quien gane», cuenta Navarro. Así de claro.

La opción más factible es el Pedro Sancho «porque en Zaragoza no existe otro más grande y con esas dimensiones». «Es de césped artificial, pero de 105x68 metros, la instalación es mejor y se podría jugar por la tarde», comenta el presidente. Sin embargo, hay un inconveniente, que es la proximidad de las elecciones municipales. Hasta entonces poco se puede avanzar en este aspecto.

El Carmen, ahora mismo, le supone un gran problema al Ebro. «No hay terreno, no se puede ampliar y es muy pequeño, de 60 metros de ancho. No reúne las condiciones para un Segunda B. Sales fuera y ves los campos que hay por ahí y estamos en el culo de todos. A la hora de contratar jugadores, cuando ven este campo se echan un poco para atrás y para fichar nos va a venir mejor ser una SAD, que vean que tenemos aspiraciones y un campo grande», afirma.

Eso sí, el Pedro Sancho solo es un parche a corto plazo. El Ebro quiere volver a La Almozara y la única opción es «con una instalación nueva». La entidad sigue demostrando su potencial y su ambición de crecer.