No pudo ser y el Ebro despertó del sueño de la Copa del Rey. Por momentos, fue un partido de igual a igual en el que no se notó la diferencia de categoría y el acierto de los locales en jugadas puntuales pudo haberles metido de lleno en la eliminatoria. Toca levantarse y empezar a pensar en el crucial duelo de Liga ante el Badalona.

El partido comenzó muy parejo con ocasiones para ambos equipos ya que el plan estaba trazado desde el principio. El Leganés comenzó mandando con el balón y el Ebro esperó atrás confiando en tener su ocasiones a la contra. Con lanzamientos a la espalda de los centrales Liam y Fran García buscaban sorprender a la defensa pero Soriano atento despejaba todo lo que se acercaba al área. En el minuto 10, un disparo de Carrillo casi pone el 1-0 pero salió desviado. El Ebro empezó a soltarse y una internada de González por banda derecha no llegó a ser rematada por Emaná. Ocasiones dispares y cada equipo aprovechando sus opciones.

El conjunto madrileño apostaba por salir con el cuero controlado desde atrás salvando la presión del Ebro que estuvo a punto de crearles dudas y algún disgusto. Braithwaite, el más activo de los visitantes, peinó un balón dentro del área que cayó en los pies de Carrillo y el delantero no acertó a meter el cuero dentro de las mallas. El Leganés le metía el miedo en el cuerpo al Ebro, que retrocedía pasos atrás en campo propio. De un disparo de Ruibal en la esquina del área que despejó Monforte y mandó a córner llegaría el primer y único tanto del partido. En el consiguiente saque de esquina, Bustinza se elevó por encima de la defensa y remató a los pies del portero, que consiguió detener el tiro pero dejó la pelota franca para que Silva rematase a placer y pusiera el 0-1. Una jugada desdichada con la que se puso fin a los primeros 45 minutos.

En el regreso de los vestuarios se vio al Ebro al que nos tiene acostumbrados Manolo Sanlúcar. Atrevido, persistente y presionante en campo contrario con la esperanza de darle la vuelta al marcador. El entrenador gaditano quemó las naves y puso en el campo a Rubio y Lolo. Con ellos, el partido se abrió y el equipo zaragozano mejoró. Es cierto que era una apuesta de mucho riesgo y de eso se dio cuenta Javier Aguirre, que rápidamente dio entrada a Óscar Rodríguez para aprovechar el espacio que dejaban los arlequinados entre la defensa y mediocampo.

La última media hora fue una lucha constante de idas y venidas de los dos equipos que pudieron haberse reflejado en el marcador con algo más de acierto en los metros finales. Fran García y Jesús Rubio conectaban en el centro del campo pero la defensa pepinera estaba atenta para frenar las acometidas, especialmente un incombustible Bustinza, que no concedió ni un metro a los puntas arlequinados. Con espacios, el Leganés tuvo la llave para cerrar el partido y el pase a la siguiente ronda si Rodríguez hubiese estado más acertado en un disparo dentro del área que mandó al lateral de la red.

De la mano del público y del propio entrenador, los arlequinados tuvieron un arreón final que sembró las dudas en los centrales madrileños y por momentos, entre el graderío, se creyó en el empate. Silva no acertó a despejar un centro de Rubio y el balón cayó en los pies de Fran García. El siete, que tuvo una tarde aciaga en la banda, pudo enmendar sus errores y dar alguna opción en la prórroga pero no acertó en su disparó que se marchó lejos de la portería.

La afición creía y el Leganés, exhausto tras disputar cada balón en un partido muy físico, se echaba atrás consciente de que el 0-1 le valía para llevase el botín a la capital madrileña. El balón parado fue la última alternativa que emplearon los arlequinados para empatar la eliminatoria. Con todos los hombres del Ebro volcados en ataque el Leganés despejaba cualquier tipo de duda y el árbitro indicaba el final. De nuevo, un triste desenlace para los zaragozanos en la Copa del Rey que tendrán que esperar al año que viene para retar de nuevo a la historia. No queda más que centrarse en la Liga y rememorar estos partidos en los que no importa el resultado sino el orgullo y el coraje que exhibieron.

Ebro: Monforte, Juampa, Barreda (Jesús Rubio, min.56), Aguza, Palomares, Andrés, Parejo (Tiago, min.84), Liam (Lolo, min.65), Fran, González y Emaná.

Leganés: Soriano, Rosales, Tarín, Bustinza, Silva, Rubén Pérez, Ayman (Óscar Rodríguez, min.58), Ruibal (Navarro, min.87), Eraso, Carrilo, Braithwaite.

Goles: 0-1, min. 44: Jonathan Silva.

Árbitro: González González (C. Castellano-leonés).

Tarjetas: Por los locales; Palomares. Por los visitantes; Eraso.

Campo: Pedro Sancho.

Espectadores: 1.700.