Adrián Pereira está en boca de todo el fútbol sala. Fue aquel chico de complexión robusta y tez morena que desquició al Barcelona en la Copa de España. Su actuación fue portentosa, parecía que fluía bajo palos. El meta aragonés realizó 34 paradas ante la escuadra catalana, varias de ellas pertenecientes a la categoría de acciones celestiales. Sin embargo, una vez fuera del carrusel de emociones que vivió en Madrid tuvo que volver a la rutina, la del estudiante, ya que debe prepararse durante estos meses para el examen de la Selectividad.

«Fue una experiencia inolvidable. Hace unas semanas estaba estudiando y, de pronto, me vi haciendo el partido que todo portero sueña», relata Adrián. En el instituto ya no es solo un número más, es el chico que brilló en la Copa. Aquel que, parada tras parada, se agigantaba y se giraba hacia los seguidores zaragozanos desplazados con gesto de rabia, alentándoles para obrar la gesta. «Cuando tumbamos al Barça no me lo creía. Se trataba de ganar a jugadores con los que había crecido, a muchos que idolatraba».

Pero aquella emoción pasional terminó por fundirse en negro en poco tiempo. En un minuto concretamente. El tiempo exacto en el que el Jaén Paraíso Interior volteó el marcador para impedir que el Ríos accediera a la final. «Pasamos de llorar de alegría a llorar de tristeza. Lo tuvimos en nuestras manos. Pero tenemos la sensación de que el fútbol sala nos lo devolverá».

Su familia vivió estos días tan frenéticos con orgullo y emoción. Jorge Luiz Pereira, también conocido como Ney, y su madre Gloria le inculcaron el fútbol sala desde pequeño. Tampoco le quedó otro remedio a Adrián, puesto que sus padres sentían este deporte. «Desde pequeño ha vivido el fútbol sala y esto es una recompensa justa para el chico. Solo Dios sabe todo lo que ha entrenado», explica su padre, exfutbolista profesional que jugó en La Coruña, Córdoba e, incluso, fue integrante de las filas del Movistar Interviú.

De la Copa al instituto

Adrián pasó del anonimato al estrellato. De jugar con sus amigos por diversión a ocupar titulares en medios nacionales y recibir halagos de personas relevantes del mundo del deporte español. Las lesiones de Iván Bernad y Arturo Santamaría le empujaron a protagonizar esta potente irrupción, aunque mantiene los pies en el suelo: «Yo soy el tercer portero y sé que me queda un gran camino por delante».

Su familia se muestra orgullosa de la hazaña de su chico, aunque lo están aún más de cómo afronta esta situación. «Está muy contento, pero es muy humilde. Ha madurado muchísimo en estos meses, sobre todo desde que entrena con el primer equipo. Tiene que hacer la Selectividad, entrenar y estar con sus amigos. Solo alguien con la cabeza bien puesta lo puede hacer. Muchos lo ven como un niño, un niño grande, pero se está convirtiendo en todo un hombre», explica Ney.

Adrián sabe de dónde viene. De una familia humilde y trabajadora. Pero, por unos días, no se está librando del peso que conlleva el éxito deportivo. «Lo para la gente por la calle, muchas veces no le dejan estar. Por Figueruelas o por Zaragoza. A veces vamos a comer a un sitio y le paran. Está siendo un boom tremendo», dice Ney.

Muy codiciado

Los pesos pesados del vestuario del Ríos Renovables arropan bajo su ala al joven guardameta nacido el 10 de enero del 2000. «Somos muy afortunados por cómo nos están tratando. Gracias a jugadores como Nano Modrego o Retamar, que es un padre para él, lo están curtiendo. Ellos y todo el Ríos se están portando con Adrián muy bien».

Ney no solo es un padre satisfecho de su hijo. También es el representante del cancerbero aragonés. Un chico que está siendo seguido con lupa por equipos de España y alguno extranjero: «Un equipo francés y otro de Dubai han llamado a su puerta. Pero Adrián está centrado en los estudios, que es lo importante, y en seguir progresando. Tiene que ganarse el poder seguir disfrutando del fútbol sala», comenta su padre, el del joven portero que protagonizó un fuerte destello en el fútbol sala nacional.