El técnico del Fenerbahce, Christoph Daum, no fue seleccionador alemán por un pelo. Y no se trata de una frase hecha. Tras ser acusado de consumir cocaína por el director general del Bayern de Múnich (Uli Hoennes) cuando Daum dirigía al Leverkusen, quiso demostrar su inocencia entregando voluntariamente uno de sus cabellos para que fuera analizado y se comprobara que jamás había probado la cocaína. Estaba en juego el cargo de seleccionador alemán, con un sueldo de entre cinco y ocho millones de marcos prometidos por la federación. En octubre del 2000 el pelo de Daum reveló que sí había tomado cocaína y fue inmediatamente despedido como técnico del Bayer Leverkusen y descartado como seleccionador.

Dos temporadas después aterrizó en Austria para dirigir a un equipo que en los últimos meses está muy ligado al Zaragoza: el Austria Viena, al que llegó con la temporada empezada, el 1 de octubre del 2002. Una campaña después decidió regresar a Turquía, donde ya había estado de 1994 a 1996 al frente del Besiktas, para hacerse cargo del Fenerbahce. En Estambul volvió a cosechar éxitos --ya había sido campeón con el Besiktas-- y a reconciliarse con el fútbol. Hizo campeón de Liga a su equipo y está recuperando parte del prestigio que se ganó en la Bundesliga con la esperanza de poder dar el salto a un club grande de Europa.

La carrera de Christoph Daum iba lanzada hacia el éxito. Su buen hacer en el Bayer Leverkusen hizo que la federación alemana le prometiera el cargo de seleccionador a partir de junio del 2001. Hasta entonces ocuparía el puesto, de manera interina, Rudi Völler. Pero Hoennes puso en duda su nombramiento el 6 de octubre del 2000 con unas explosivas declaraciones en el Abendzeitung en las que relacionaba a Daum con la droga y la prostitución, además de dudar de la mayoría de sus contratos. El técnico montó en cólera y contrató al abogado de Carolina de Mónaco para demandar a Hoennes.

El caso alcanzó una enorme dimensión y toda Alemania se preguntaba por la vida privada de un hombre que nunca se ha ocultado, que paseó su divorcio y posterior romance con la cantante Angelica Camm por las revistas del corazón germanas y que gusta de utilizar a la prensa para exhibirse. Como cuando quiso demostrar sus habilidades como psicólogo y convocó a los jugadores del Leverkusen para que, descalzos, caminaran sobre cristales y tomaran conciencia de su propia fuerza.