Día de rabia. Día de lágrimas. Día de decepción para Nicolás Almagro y David Ferrer, que se despidieron de Roland Garros aunque de forma muy diferente. El tenista murciano tuvo que retirarse lesionado en la rodilla cuando estaba jugando con el argentino Juan Martín Del Potro (6-3, 3-6, 1-1) mientras que el alicantino se marchó después de un maratón de 5 sets y 3 horas y 52 minutos que acabó perdiendo por 7-5, 3-6, 7-5, 4-6 y 6-4 ante Feliciano López. «¡Dios, me he roto!», gritó en la pista antes de derrumbarse al suelo llorando como un niño. Almagro acababa de ser tratado en el primer juego del tercer set por unas molestias que sentía en su rodilla derecha. El fisioterapeuta le puso un vendaje de protección pero en la reanudación del juego, en el primer movimiento brusco que hizo, la pierna se le trabó y cayó al suelo. Se levantó para seguir jugando, pero la rodilla no le respondía y se derrumbó desesperado. «Almagro sufre una desinserción capsular del menisco», explicó Ángel Ruiz Cotorro, médico de la federación.

La decepción de Almagro no tenía comparación con la de Ferrer. No es lo mismo una lesión que una derrota. Pero para el tenista alicantino la decepción era también grande. «¿Cómo me siento? Mal. A nadie le gusta perder en segunda ronda en Roland Garros», dijo Ferrer. La jornada para los españoles acabó bien con las victorias de Fernando Verdasco y Carla Suárez. El madrileño ganó en 3 horas y 29 minutos al francés Herberten (6-3, 3-6, 4-6, 6-3 y 6-3) y Suárez a la rumana Cirstea por 7-5 y 6-4. Garbiñe Muguruza juega esta mañana (11.00 horas) con Putintseva y luego lo hará Rafa Nadal ante el georgiano Basilashvili.