Una parada de Thibaut Courtois y un cabezazo de Diego Costa, cuando el partido se encaminaba invariablemente hacia el 0-0, dio al Atlético de Madrid una victoria sufrida por 0-1 en el partido de ida de los octavos de la Liga de Campeones, en el que conquistó San Siro y dio un paso adelante hacia cuartos. Porque el resultado, muchísimo mejor que el juego del conjunto rojiblanco, es importante, porque es un triunfo de prestigio y porque cualquier equipo visitante firmaría un marcador como el que logró el Atlético jugando la vuelta en su estadio. Fue más premio del que mereció el bloque madrileño hasta que apareció Diego Costa.

En un partido que surgió con un Atlético con ambición, que en 20 segundos ya se había plantado en el área contraria, y que se desdibujó poco a poco, segundo a segundo, mientras crecía su rival. Fue entonces, en el resto del primer tiempo, cuando transmitió una sensación de vulnerabilidad defensiva. Sufrió Insua con Taarbat. Y desde ahí nacieron la mayoría de las ocasiones locales. Entre el larguero y los reflejos de Courtois se sostuvo el primer tiempo colchonero.

El Atlético reapareció en ataque al comienzo de la segunda mitad con una chilena de Costa. Balotelli, mientras, comandó el ataque local hasta que se fue lesionado. En el tramo final un cabezazo de Diego Costa, de nuevo decisivo, firmó la victoria.