Lejos de lavar la imagen ofrecida ante Suecia, frente a la que encajó cinco goles, Bulgaria tampoco resultó un gran escollo para la disciplinada Dinamarca, que mantuvo la buena línea mostrada ante Italia. A los hombres de Morten Olsen les bastó con rentabilizar el gol de Tomasson, que llegó al filo del descanso. Por si acaso, Gronkjaer se encargó de certificar el triunfo con un tanto en el tiempo añadido (2-0) y mandar a casa a los búlgaros a falta del último encuentro ante Italia.

Los tremendos agujeros defensivos de Bulgaria no hacían presumir nada bueno. Su centro del campo tampoco era para pensar en grandes labores de construcción. Menos aún para servir balones a Berbatov, su delantero centro, aislado casi todo el encuentro.

Así las cosas, Bulgaria comenzó a tener como único objetivo mantener su portería a cero, una idea muy difícil de llevar a cabo. La de Dinamarca era otra muy distinta. Sin problemas para controlar el choque, con Gravesen, un centrocampista incansable por el que pasaban todas las jugadas de su equipo, los daneses se lanzaron hacia la portería rival.

ABRIR CAMINO La salida de Gronkjaer, que no jugó el primer encuentro por la muerte de su madre, terminó de abrir el camino. Después de varias oportunidades, Tomasson abrió el marcador tras recibir un pase de Jorgensen en una excelente jugada que inició Gravesen (m. 44).

El tanto destapó el escaso bagaje ofensivo de Bulgaria, que se volcó con todo. Su dominio sólo sirvió para desesperarse, máxime cuando el árbitro dejó sin sanción una entrada de Niclas Jensen sobre Dimitrov al borde del área. A partir de ahí, los búlgaros se olvidaron del balón y buscaron las espinillas del rival. La calma la puso Grokjaer con el segundo tanto danés, tras una perfecta pared con Tomasson (m. 92).