Silencio en la pista y mucho ruido fuera de ella. Así se presenta el Abierto de Estados Unidos que por primera vez en su historia se disputará sin público en las gradas a consecuencia del coronavirus, que ha obligado a crear una 'burbuja' de protección sanitaria. Y en ese escenario atípico, Novak Djokovic será el centro de atracción.

Sin Rafael Nadal ni Roger Federer, el número 1 mundial busca su 18 Grand Slam para acercarse a los 19 y 20 del mallorquín y el suizo. Ese es el gran objetivo del tenista serbio, que ya sabe lo que es ganar el título (2011, 2015 y 2018) en un escenario donde deberá defender su suerte en la soledad del torneo conocido antes como el más ruidoso del circuito.

Djokovic ya sabe lo que es ganar con ese silencio, sin el ánimo de los aficionados, solo con el sonido del golpeo a la bola y, eso no ha cambiado, con el estruendo de los aviones que cruzan el cielo de Nueva York. Djokovic lo ha probado y demostrado con su victoria en el Masters 1.000 de Cincinnati que se ha disputado en ese mismo escenario esta pasada semana.

Djokovic ha superado las molestias en su cuello y el codo y se ha adaptado a esa extraña sensación de jugar como si estuviera en un entrenamiento para ganar un título con el que iguala el récord de 35 Masters 1.000 que tiene Nadal, sumando la 23 victoria consecutiva y su cuarto título (80 de su carrera) tras los logrados en la ATP Cup, Australia y Dubai desde que comenzó esta extraña temporada y remontado situaciones extremas en semifinales ante Roberto Bautista (4-6, 6-3, 7-6) y la final contra Milos Raonic (1-6, 6-3, 6-4).

Líder de una revuelta de jugadores

El número 1 se ha impuesto bajo ese silencio y también con el ruido provocado por su anuncio de crear de una nueva asociación de jugadores (PTPA) que fue aprobada el sábado en una multitudinaria reunión de los jugadores que se encuentran en Nueva York y que quedó inmortalizada en Instagram con una fotografía de todos en una pista de Flushing Meadows.

Una asociación que quiere proteger los derechos de los jugadores, darles voz propia pero que nace sin el beneplácito de Nadal ni Federer, ausentes en Nueva York, más partidarios de la "unidad" y no de la "separación", según han manifestado.

"Me gustaría que Rafa y Roger se subieran a ese barco pero entiendo que tengan opiniones diferentes y no crean que sea el momento adecuado. Yo creo que sí lo es. Legalmente, tenemos todo el derecho a formar la asociación de jugadores. Esto no es un sindicato. No llamamos a un boicot. No estamos creando un circuito paralelo. Esto será bueno no solo para los jugadores sino para nuestro deporte ", ha dicho Djokovic.El camino de esa asociación solo ha hecho que empezar y va a ser largo antes de consolidarse. Más corto será el camino de Djokovic hacia el 18 Grand Slam aunque dejará de ser menos duro por la ausencia de Nadal y Federer. El tenista mallorquín ha descartado el Abierto de Estados Unidos, donde defendía el título, para centrarse en Roland Garros, en busca de su 13 título que le permitiría igualar el récord de 20 Grand Slams que tiene Federer, ausente esta temporada para recuperarse de una lesión en la rodilla.

Duros rivales en el camino

Antes de disputar una posible final contra Daniil Medvedev, finalista el año pasado en Nueva York, o Dominic Thiem, rival en la última final del Abierto de Australia, favoritos por la parte baja del cuadro, a Djokovic le esperan agazapados en el camino, entre otros, los gigantes Dennis Shapovalov y John Isner, David Goffin y dos miembros destacados de la nueva generación, como Stefanos Tsitsipas y Alexander Zverev, a los que podría enfrentarse en semifinales.

"Es extraño jugar sin público en la de las pistas más explosivas del circuito. Ganar el torneo es una de las razones por las que estoy aquí, pero no será fácil. Sin Rafa o Roger sigue habiendo grandes jugadores en el torneo", ha señalado Djokovic, que comenzará su cuenta atrás de siete partidos hacia el título ante el tenista bosnio Damir Dzumhur (107 mundial).

El penúltimo reto de Serena

En el torneo femenino el silencio de la pista impera sobre el ruido que está haciendo la revolución de los chicos, que no parecen contar con ellas en esa nueva asociación. Pero como Djokovic también Serena Williams tiene el reto de conquistar un Grand Slam que se le resiste desde su último triunfo en Australia (2017), ya embarazada de seis semanas de su hija Olympia. La exnúmero 1 mundial, a punto de cumplir 39 años (26 de septiembre), aspira a igualar el récord de 24 Grand Slams de la australiana Margareth Court.

Las cuatro últimas finales perdidas en Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos en los dos últimos años son una dura losa para una Serena Williams que asume "haber perdido su instinto asesino" con el que se impuso en el circuito desde que ganó su primer Grand Slam, precisamente en Nueva York (1999) ante la suiza Martina Hingis, a los 17 años. Lo que no ha perdido la exnúmero 1 es su ambición.

"Nunca voy a estar satisfecha hasta que me retire. Simplemente esa es mi personalidad", ha destacado Serena Williams obsesionada con ese récord que se le ha escapado de las manos cuatro veces, la última en la final del Abierto de EEUU que perdió ante la joven canadiense Bianca Andreescu. el año pasado.

La retirada masiva del torneo de jugadoras top ten por la pandemia del coronavirus como Asleigh Barty (número 1), Simona Halep (2), Elina Svitolina (5) , Andreescu (6), Kiki Bertens (7) y Belina Bencic (8), le dan esperanzas para levantar la copa en un torneo más abierto que nunca y en un circuito en el que, desde su última victoria en el Abierto de Australia (2017), nueve jugadoras se han repartido los títulos.

Las esperanzas de Muguruza

Entre esa lista privilegiada como favorita está Garbiñe Muguruza que ganó a Serena Williams en Roland Garros (2016) y a su hermana Venus Williams en Wimbledon (2018). La hispanovenezolana, finalista este año del Abierto de Australia reaparecerá en Nueva York después de seis meses sin jugar y tocada en el tobillo. Sus opciones en Nueva York son una incógnita.

La primera prueba de Muguruza será la japonesa Nao Hibino (74 mundial) y Serena Williams podría ser su rival en octavos de final en la zona baja del cuadro en la que también está su contrincante en la final de Melbourne, Sofia Kenin, segunda cabeza de serie y que la ganó en la final de Australia.