Dos años y medio después de conquistar su primer Roland Garros, Novak Djokovic volvió a ganar un Grand Slam al vencer en la final de Wimbledon al surafricano Kevin Anderson por 6-2, 6-2 y 7-6 (7-3). El tenista serbio está de regreso para pelearse con los dominadores de las últimas seis finales, Rafael Nadal, al que eliminó en las semifinales, y Roger Federer, apartado de su octavo título en Londres por el gigante surafricano (2,03 metros).

Djokovic no dejó escapar su oportunidad de ganar el cuarto título en Wimbledon, tras conseguirlo en el 2011, 2014 y 2015. Si para alcanzar la final, tanto él como Anderson tuvieron que superar dos semifinales al límite de los cinco sets, en esta ocasión apenas hubo batalla. El tenista serbio entró en la central con las ideas muy claras de cómo ganar a un rival, con el que solo había perdido en una ocasión (Miami, 2008) de cinco partidos.

En 2 horas y 19 minutos, el serbio levantó sus brazos al cielo, feliz y orgulloso, aplaudido en el palco por su hijo de tres años y medio, Stefan. «Me hace inmensamente feliz verle en el palco y estoy emocionado por esta victoria tan especial», dijo tras una victoria en la que solo pasó apuros en el último set cuando Anderson hizo un último esfuerzo.

Posiblemente la fatiga mental y física de Anderson, con más de 11 horas en sus brazos y piernas en los últimos dos partidos, fueron un factor decisivo para que no pudiera presentar la batalla que esperaban las gradas y a la que le animaba el público en cada punto que ganaba o fallaba Djokovic. El esfuerzo titánico había sido demasiado en los últimos días. «Siento mis piernas como si fueran de gelatina», había dicho el día anterior el surafricano, que fue atendido en su brazo derecho en el primer set. Su poderoso saque lo notó: 172 aces en el torneo hasta la final. Ayer solo pudo hacer 10 más, 26 golpes ganadores y acabó cometiendo 32 errores no forzados.

PARTIDO FÁCIL

Novak se impuso en los dos primeros sets en poco en poco más de una hora. Rompió el saque de Anderson al inicio de cada manga y repitió en el quinto juego. Estaba lanzado. Tuvieron que pasar 70 minutos para que el surafricano rompiera ese dominio y dispusiera de su primera bola de break, aunque no la concretó, a pesar de ser animado por el público.

Y esa batalla llegó en en el tercer set. Anderson mantuvo la igualdad en el marcador (4-4). En el siguiente juego Djokovic salvó dos break points, después de cometer dos dobles faltas, y con 6-5 para Anderson, otros tres, que le habrían costado el set. Salvada la situación ya no dejó escapar el tie break (7-3). ¿El secreto de su regreso?, le preguntó en la central la extenista inglesa Sue Baker. Y Djokovic miró emocionado hacia su palco, con su mujer Jelena, su hijo Stefan, su familia y su equipo de trabajo. Ha vuelto. Y ya está entre los cuatro tenistas que más títulos han ganado en Wimbledon desde la era Open (1968) junto a Roger Federer (8), Pete Sampras (7) y Bjorn Borg (5).