Después de 4 horas y 57 minutos, cinco sets y por primera vez en la historia de Wimbledon decidido en un tie break, Novak Djokovic se apuntó una victoria para el recuerdo al ganar un nuevo clásico en los 133 años del torneo al vencer al eterno Roger Federer en una emocionante y apasionante final por 7-6 (3), 1-6, 7-6 (4), 2-6 y 13-12 (7-3). El tenista serbio revalidó el título por quinta vez y suma su 16º Grand Slam en la carrera que mantienen desde hace más de una década con Federer, que suma 20 con 37 años, y Rafael Nadal (18). Djokovic salvó dos match balls en el último set con 8-7 y 40-15 y saque de Federer y tras dos ventajas contra su servicio y 12-11 para el suizo que parecía tocar su noveno título, pero que se le escurrió de las manos.

La ovación para empezar fue para Federer cuando apareció en la central. Djokovic lo esperaba con su gesto serio y preparado para una batalla en la que solo recibiría el cariño de la grada si ganaba. La gente estaba con el suizo. Como con Nadal, se trataba de no perder el saque y buscar el momento decisivo para encontrar oro con un break. Federer fue el primero en tenerlo a los 16 minutos pero se le escapó con una derecha larga. No hubo otra oportunidad. La igualdad era total. Los oh!!! de exclamación salían de las gradas ante la magia de Federer pero Djokovic seguía sin inmutarse, respondiendo con efectividad y solidez, esperando la oportunidad del pescador de altura. Y esa llegó en el juego decisivo, cuando el serbio lo tenía más en contra, con 5-3 para Federer, después de una derecha paralela y un punto de servicio. El suizo se precipitó y eligió mal sus golpes y Djokovic encadenó tres puntos seguidos para birlarle de la mano el set.

LA reacción / Djokovic parecía que tomaba el mando, pero lo que no había conseguido Federer en la primera hora de partido lo consumó con un triple break (1-0, 3-0 y 6-1) para apuntarse la segunda manga en 23 minutos ante un Djokovic que había perdido toda su solidez. Su resto no hacía daño y la bola quedaba siempre a la mano de Federer para que pudiera imponer el ritmo de su música. En la tercera manga volvió la igualdad hasta llegar al segundo tie break del partido, después de que Federer dejase escapar un set ball con 5-4 y servicio de Djokovic. De nuevo un cara y cruz. Didjana, la madre de Djokovic, en el palco, se santiguaba y Mirka, la mujer de Federer, se concentraba con la barbilla sobre sus manos. El tenista serbio tomó ventaja de 5-1 y aunque Federer se acercó hasta el 5-4, Djokovic, con el saque en su poder, no dio más oportunidades al suizo. El tercer set era suyo y su gente lo celebraba a lo grande en el palco.

JUEGOS DECISIVOS / Federer no estaba fino en los tie break pero no renunciaba a un último esfuerzo. Y en el cuarto set aprovechó las indecisiones de Djokovic, bajo físicamente, para hacer un doble break que le abría las puertas al quinto y decisivo set. Los 15.000 aficionados que llenaban la central y habían pagado 225 libras esterlinas por un asiento, lo celebraban a lo grande.

Si querían ver levantar a Federer la novena copa dorada no salieron contentos de la central. Djokovic tenía otras intenciones para el final del capítulo 48 de un clásico con menos glamour que los de Nadal y Federer. Y en un emocionante final que se alargó hasta el tie break del quinto set, un 13-12 en juegos, para levantar su quinto título tras cinco horas de un duelo titánico.

«Esta fue, si no la más emocionante final que he jugado, está entre las top dos o tres. He jugado contra uno de los mejores de la historia, al que respeto mucho. Desafortunadamente, uno tiene que perder, los dos tuvimos oportunidades. Es irreal tener dos puntos de partido en contra y haber ganado», expresó el jugador de Belgrado.

Más triste estaba Roger Federer, que había dejado escapar un título que tuvo en la mano. «Intentaré olvidarlo. Ha sido un gran partido, ha sido largo, lo di todo. Tuve muchas oportunidades, pero estoy feliz con mi actuación. Ha sido una locura, pero quiero felicitar a Novak», afirmó Roger, que dijo haber podido «darle fe a la gente de que a los 37 no todo está acabado». «Es como en 2008. Volveré a verla y pensaré que no estuvo tan mal después de todo. Eso sí, ahora duele».