¿Y los mejores? En el banquillo. ¿Y Valéron, Xabi Alonso, Fernando Torres y Xavi? En la banda. Cómodamente sentados junto a un Iñaki Sáez que se permite el lujo de prescindir de los jugadores que están más en forma para alinear a un equipo titular sin frescura que convierte el fútbol en un peñazo. En un tostón. ¿Por qué no hizo cambios? ¿Por qué no cumplió nada de lo prometido? ¿Por qué jugaron Baraja, Etxeberria y Morientes tras su mal partido contra Rusia? ¿Por qué tardaron tanto en entrar Valerón y Torres para rematar el partido? Son muchos, demasiados, los errores tácticos cometidos ayer por Sáez. El pecado valió el empate y el suspense de la clasificación para la próxima ronda. La diferencia es mastodóntica. Vivir tranquilo ante Portugal o tener que templar los nervios en la última jornada.

Pero hay uno, quizás el más grave, que demuestra cómo perdió los papeles. La entrada de Valerón por Morientes en el minuto 63, el mismo cambio que realizó contra Rusia en el debut con 0-0 en el marcador, coincide con el mejor momento de Joaquín. El andaluz volvió loco a Fyssas, su marcador, con su velocidad y sus regates. Eran momentos en los que España centraba, desde la derecha, casi un balón por minuto ya que Seitaridis frenaba las incursiones de Vicente por la banda izquierda. Y a Sáez no se le ocurrió otra cosa que retrasar 16 minutos la entrada del Niño dejando a Raúl, como único rematador pese a que el madridista falló 10 minutos antes un cabezazo cuando estaba solo ante Nikopolidis.

España perdió un tiempo valioso. El técnico, tan mecánico en los cambios, pensó que la fórmula que funciona en un partido es válida para cualquier situación. Y en el fútbol no todo está escrito. Hay que saber planificar e improvisar. "Alterar y alternar", como aseguró durante la semana, para sacarse de encima el debate sobre Valerón y Raúl.

Miedo a las vacas sagradas

Sáez se equivocó. Y su error aún hubiera sido más grave si Etxeberria, incapaz de desbordar a un taburete, no se hubiera lesionado. Ni siquiera la entrada de Joaquín se debió a una decisión del famoso cuerpo técnico que aconsejó al seleccionador no dar la alineación en la víspera. Ni siquiera de esa decisión puede presumir Sáez. Joaquín entró de rebote.

Otros, como Xavi o Xabi Alonso, ni siquiera tuvieron esa oportunidad. Pero Sáez parece tener miedo a las vacas sagradas olvidando que fueron los jóvenes quienes le llevaron al cargo. Parece haber jurado fidelidad al doble pivote del Valencia y no se atreve a sentar a Raúl antes de la primera hora de juego para no dañar su imagen. Aunque a Sáez siempre le quedará el consuelo de saber que los técnicos de la UEFA eligieron al madridista como el mejor jugador del partido. Sáez no está solo en sus errores. Houllier, Hodgson, Venglos, Queiroz, Vogts, Iordanescu, Michels y Mezey también le acompañan en una elección que sorprendió al propio Raúl. "No entiendo muy bien porqué me han declarado mejor jugador del partido", admitió tras saber el premio.