Sus primeras palabras lo dijeron todo: «Más vale tarde que nunca». Chechu Dorado lo había conseguido. El sueño de hace más de veinte años se cumplía al fin. Por su mente pasaron aquellas seis temporadas en el club -las cuatro últimas en el filial-. Concluía la 2003-2004 y, con 21 años, aquel elegante central que llegó desde Córdoba aplazaba su gran ilusión: debutar con el primer equipo del Real Zaragoza.

Más de una década y media después, Dorado vuelve a la que considera su casa. «He pasado más tiempo aquí que en Córdoba», admitió. Durante todo este tiempo, el defensa ha pasado por cinco equipos: Lleida, Huesca, Betis, Villarreal y Rayo Vallecano. En todos ellos dejó impronta de notable futbolista y extraordinario profesional. Dorado siempre cumple. Dentro y fuera del campo. Y ahora regresa al origen de todo. «Llegué aquí con 16 años y la ilusión de debutar en el primer equipo, pero no tuve la suerte de hacerlo. Ahora, después de casi 20 años, se presentó de nuevo la oportunidad y no lo dudé», indicó.

Su voz, tan calmada como su juego, trataba de camuflar la ingente dosis de ilusión del momento. Atrás quedan días duros marcados por la excesiva demora del Rayo Vallecano a la hora de firmar toda la documentación necesaria para que el cordobés quedara definitivamente desvinculado del club madrileño y pudiera regresar a tierras aragonesas. Dorado lo ha pasado mal estos días, pero nunca alzó la voz. No es su estilo. Esperó y confió. Y su paciencia tuvo premio. «Es un reto para mí. Tenía esa pequeña espina que se había quedado ahí y por eso no lo dudé cuando surgió la oportunidad de venir», aseguró el central, «muy ilusionado» ante la nueva etapa de su carrera profesional.

Dorado, que firma por lo que resta de campaña con opción a renovar por otra más si disputa al menos 13 partidos hasta el final de temporada, se muestra «encantado de ayudar al equipo a tirar hacia arriba y de poder cumplir el sueño de cuando llegué de Córdoba».

Sus regresos a La Romareda con otros equipos «siempre fueron especiales». Por eso, lucir la elástica del primer equipo del Real Zaragoza en ese campo lo será mucho más. «Imagínese lo que significa eso para mí», expuso el cordobés, que aportará veteranía a uno de los vestuarios más jóvenes de la categoría. «Hemos pasado ya de todo y, por eso, cuando vengan las malas rachas podremos transmitir esa tranquilidad que se necesita y ayudar a no desviarse del camino a seguir», subrayó Dorado, que renuncia a cualquier pronunciamiento excesivamente ambicioso. No toca. «Ya veremos hasta dónde podemos llegar. El equipo está en una racha positiva que ojalá logremos mantenerla hasta el final».

Su ayuda llegará desde el centro de la defensa, aunque también puede actuar como lateral. «No es una posición desconocida pero me encuentro muchísimo más cómodo como central».