Comenzaron a los cuatro años, compitieron el pasado sábado por primera vez en una competición júnior, perdieron el combate por la plata por los pelos y, pese a ello, lograron un bronce cada uno. Son algunas de las cosas en común que tienen Antonio Artal (15 años) y Borxa Sánchez (14), los dos luchadores aragoneses que ganaron medalla en el Campeonato de España de taekwondo júnior que se disputó el pasado fin de semana en Pontevedra. Un éxito conseguido además ante competidores de más edad, puesto que la categoría júnior abarca de los 14 a los 17 años.

"Había gente más mayor, pero se hizo lo que se pudo", dice Borxa. Y fue bastante. Él, en concreto, ganó dos combates, contra el repesentante catalán uno y contra el de Castilla-La Mancha otro, pero en el duelo por la plata sucumbió con el competidor gallego. "No tenía que haber perdido, porque en los primeros segundos hice una acción en la que a él se le partió la nariz, y luego los árbitros le dejaron medio minuto en vez de diez segundos para que se recuperara. Tenía que haber sido K.O.", explica Borxa, que compite en peso pesado. La afición por este deporte le viene de familia, puesto que su padre, que es su entrenador, gestiona el gimnasio Kumgan. "Me engancha la competición y el superarme a mí mismo en cada combate", afirma. Seguro de sus posibilidades, llegaba al torneo con la aspiración de ganar para lograr una plaza mundialista. "Mis expectativas eran hacer oro para ir al Mundial, pero tengo lesionado el pie y no estaba al 100%. En el último combate me penalizó un poco", dice.

Antonio compite en el peso semipesado y comenzó en el gimnasio Seul. "Empecé a hacer taekwondo allí porque me pillaba al lado del colegio; me gustó y continué. Mi padre lo practicaba de joven y le gustaba la idea de que yo fuera", señala. El año pasado ya fue campeón de España en categoría cadete y este ha dado un paso más. "Estoy bastante satisfecho con la medalla. Fue una experiencia buena para ser mi primer año júnior y me ayuda para el futuro", dice. Y eso que no estuvo lejos de acceder a la final. "La semifinal la perdí por un punto. Estuvo muy apretado; íbamos empate, el rival me tiró de la pista y el árbitro me quitó medio punto. Antes me había quitado otro medio", relata Antonio, que solo descansa los lunes y los domingos.