Ambos practican atletismo y son de quintas parecidas. Jesús Olmos tiene 33 años e Isabel Macías, dos más. Pero los zaragozanos han llevado una vida muy diferente que se cruzó el pasado domingo en el Parque Oliver de Zaragoza. Fue en la última carrera de la Copa Aragón, en el Cross de Olimpo, donde ambos conquistaron el prestigioso título de campeones de Aragón de campo a través.

Isabel Macías es atleta desde niña. Con José Luis Morte como profesor de Educación Física en el colegio de La Estrella ya despuntó desde que era infantil. Ganó todos los títulos nacionales de cross y de pista en mediofondo en las categorías inferiores. Hasta que tocó la cima en los Juegos Olímpicos de Londres donde corrió los 1.500 lisos. Pero después su trayectoria cayo debido a los problemas físicos y a la maternidad.

La trayectoria de Jesús Olmos en radicalmente diferente a la de la atleta del Alcampo Scorpio. Su primer gran deporte fue el ciclismo, que practicó durante 14 años siendo uno de los mejores amateurs en Aragón. Hasta que hace cuatro años y medio su esposa le regaló unas zapatillas de atletismo. Quién le iba a decir que desde entonces Olmos, que tiene que compatibilizar su trabajo como frutero con el atletismo de élite, llegaría a ser campeón de España de 10K en Tudela el año pasado. Es uno de los símbolos de los corredores populares zaragozanos y muestra su valentía siempre.

El pasado domingo Olmos volvió a mostrar su instinto asesino en el Regional de cross. Pese a correr con molestias físicas en la zona lumbar ante un rival tan temible como Oughzif, sacó a relucir su vena competitiva. «He sabido sufrir en carrera y he desconectado del dolor. Tenía presión al ser favorito porque la gente quiere que me supere cada día más. Como en el Cross del Rabal hace tres años, arranqué en la subida y me salió bien la jugada», indica Jesús Olmos.

Macías ya ganó hace cuatro años el Regional de cross en este mismo escenario. Pero ahora es una atleta que crece día a día. «Si Luis, mi esposo, no me echa la bronca en el último giro, me estaba rindiendo con Alicia Pérez tras descolgar a Raquel Miró. Me ha dicho que hay que luchar si soy una guerrera y he empezado a esprintar, que casi me paso de rosca también», dice Macías, que confiesa que «a veces el peor rival es la cabeza. Competiciones tan largas me cuesta gestionarlas y me rindo aunque no vaya mal. Y he querido darle un ejemplo a Leo, mi peque», afirma.

Brindó el triunfo a Luis Alberto Marco. «He ganado por Luis y si no hubiera estado conmigo estos últimos cinco años tan difíciles, no estaría aquí». Macías empezó a entrenar a finales de octubre tras una operación de la arteria iliaca de su pierna derecha. «No venía de cero, sino de menos cien. Ahora tengo fuerza en las piernas, que es la clave». Llegan sus mayores compromisos invernales con el Nacional bajo techo y de cross. «La presión me viene bien. En indoor quiero estar en la final. El cross son diez kilómetros y se me hará larguísimo, pero lo corro porque es en casa y no me cuesta nada», indicaba la zaragozana.

Progresión

La progresión de Olmos ha sido increíble en cinco años. Mucho se debe a los consejos del técnico José Luis Mareca. «Se preocupa de cada uno de los atletas y no siempre el resultado es lo más importante para él. Me ayuda los días malos y me hace ver la parte positiva». Olmos se entrena con dos cracks como Toni Abadía y Carlos Mayo, grandes favoritos para el Nacional de cross de Zaragoza. «Están muy fuertes y optan al podio. Con Aragón el oro es difícil, pero tenemos un buen equipo y lucharemos por las medallas», apunta. Nunca ha corrido sobre el tartán y lo suyo es la ruta. Los Juegos son una utopía para Olmos. «Mis objetivos son bajar de 29 en 10K y de 1.04 en medio maratón. Disfrutaré del camino. En pista probaré seguramente el 10.000 del Campeonato de España», reconoce.

Aunque prefiere no mencionarlo, Macías quiere ser por segunda vez olímpica. Sería en Tokio. «Se como trabajo y este deporte es muy aburrido sin sueños. No renuncio a nada. Si no, no me hubiera operado. Para ir a los Juegos hay que bajar de 4.05 en milqui, que es una burrada. Pero hasta que no meta de nuevo en la rueda, voy paso a paso», reconoce.