El CAI Zaragoza ha unido dos veces las vidas de José Luis Abós y Joaquín Ruiz Lorente. La primera fue en 1984, cuando Abós fichó a Ruiz Lorente para el equipo júnior del CBZ y se proclamaron campeones de España. La segunda, en el 2009, cuando Abós fue contratado como primer entrenador y Ruiz Lorente estaba de segundo en un equipo que quería volver a la ACB. Juntos volvieron a ser campeones, en este caso de la LEB, y juntos continúan dirigiendo el destino del CAI Zaragoza mientras el CAI Zaragoza une los suyos de nuevo.

Abós fue jugador en el CBZ, pero lo dejó pronto y pasó al banquillo muy joven, recién entrado en la veintena. "Entrenaba en categorías inferiores, había estado de ayudante hasta que me hice cargo del júnior y quedamos campeones de España en 1984. Habíamos seguido a Joaquín varios años cuando jugaba en Maristas, jugaba muy bien pero tuvo un desarrollo físico tardío y teníamos la duda de si podía llegar, pero el último año de júnior creció bastante", recuerda Abós. "Yo era un enano", corrobora Ruiz Lorente.

"El club ya se dirigió, si no directamente a mí, sí a algún entrenador mío de Maristas para haber fichado antes. Pero en esa época mi padre solo quería que estudiara. El último año de júnior yo había aprobado todo y era la oportunidad de probar y ver qué pasaba", explica Ruiz Lorente, que jugaba de base. Llegó a un equipo que se había proclamado campeón nacional en Calpe irrumpiendo entre equipos con canteras de mayor tradición y peso, como Barcelona, Madrid o Joventut. "Cuando llegamos a la primera final, un antiguo entrenador me dijo: 'estate concentrado porque igual es la única final que juegas'. Porque nosotros no habíamos llegado nunca a una final. Y luego jugamos dos más. Fui muy afortunado", recuerda Abós.

En 1985, la fase final se jugó en Bilbao. Ganó el CBZ al Barcelona de Ferran Martínez o Xavi Crespo (96-85). "El base titular era Raúl Blasco, que estaba por delante de mí y jugaba mucho más que yo. Tuvo la desgracia de lesionarse y a partir de ahí pude jugar más minutos. Me ha dicho muchas veces, 'qué cabrón, qué suerte tuviste de que me lesionase'", indica el exjugador, añadiendo que el hombre más importante de aquel bloque era Paco Zapata.

"En Bilbao hizo un partido curioso, con 35 puntos en la final", subraya Abós. Y nada menos que ante el Barcelona, que contaba en sus filas con seis jugadores que acabarían jugando en la ACB. "En general el campeonato era muy divertido porque fuimos un poco a ver qué pasa. Íbamos jugando cada día mejor. La final fue bonita, a mí me salió todo, pero fue complicada porque se lesionó Paco Zapata. Jugó con un vendaje tremendo que le hizo un médico creo que del Madrid, él le echó lo que había que echarle y jugó. Nos salió todo de cara, ganamos jugando francamente bien ante el Barcelona", señala Ruiz Lorente.

Además del título, Abós fue premiado como mejor entrenador. "Es anecdótico porque suelen dárselo al que está en la final o al que ha ganado. Es como aquí en la ACB, que el entrenador del mes es el que gana más partidos, así que siempre se lo llevan los mismos". En 1986, la final se jugó en Zaragoza, el CBZ volvió a disputar la final, la tercera consecutiva, pero cayó derrotado.

"El trabajo venía de largo, no puede ser casualidad que un equipo juegue tres finales seguidas", dice Ruiz Lorente. "El CBZ siempre ha sido un club de cantera de jugadores y de entrenadores. Hubo grandes maestros como Ereña, Zeravica, Comas, Laso, Najnudel y tantos otros. Aquello fue un gran éxito y fue mérito del entrenador y de los jugadores, de la filosofía de trabajo del club", explica José Luis Rubio, presidente.

Aunque los dos han cambiado mucho, el expupilo descubre el hilo que conecta al Abós de los ochenta con el del 2012: la insistencia en el trabajo defensivo "Había una frase muy típica con la que nos moríamos todos de risa pero que era una motivación: 'vamos a quitarnos ya el traje, nos ponemos el mono de obrero, nos ponemos el casco --y además hacía el gesto-- y vamos a salir a tope atrás y a darlo todo, a trabajar a tope y como currantes, que es lo que somos'. Era una forma de entender el baloncesto, él siempre ha sido un entrenador de trabajar mucho en defensa".

Ambos recuerdan de aquella época la magnífica relación que se estableció en el grupo. Abós tenía 23 años y los jugadores, 18, así que eran todos muy cercanos. No obstante, tenían muy claro quién mandaba. "Hacíamos todo lo que José decía al 100%, nos entrenábamos a tope", resume Ruiz Lorente. "En los campeonatos veías a grupos que estaban muy serios, muy concentrados, y nosotros cuando teníamos una tarde libre nos íbamos todos juntos a tomar algo o al cine, y eso hacía mucho", apunta Abós.

El reencuentro

Finalizada la etapa júnior de Ruiz Lorente, sus caminos se separaron. La amistad perduró, pero el baloncesto les llevó por diferentes derroteros. "Siempre ha habido una gran relación", coinciden los dos. Sus hijos son de la misma edad y quedaban con las familias. "Incluso me sacó un coche a su nombre cuando trabajaba en la Opel", indica Ruiz Lorente. Badajoz, Bilbao, Lugo, EEUU, Mallorca y Gerona han forjado la carrera de Abós. La de Ruiz Lorente se trazó en Las Palmas, Málaga, Huesca, Santander y Lugo.

Hasta el 2009. Joaquín Ruiz Lorente había sido segundo de Curro Segura y Angulo y continuaba en el CAI, que contrató a José Luis Abós como primer entrenador. "Te encuentras con una persona totalmente cercana, que te deja las cosas muy claras de lo que quiere, que te da libertad para trabajar y todo resulta muy fácil", dice Ruiz Lorente. Libertad y confianza son las palabras clave en su relación. "La confianza para escuchar lo bueno y lo malo que tiene que decirte. Cuando no le gusta algo me lo dice tan tranquilo y eso es fabuloso porque me permite mejorar", explica Abós.

El técnico ha cambiado. "Aprendes de todo. Me veo mucho más tranquilo, sé que hay cosas que ya no las puedo hacer e intento mejorar siempre". Ya no les pide a sus jugadores que se pongan el mono y el casco --"porque no sabe decirlo en inglés", bromea Ruiz Lorente--, pero conserva esa filosofía de primar el trabajo defensivo. "Por ejemplo, estas últimas nueve jornadas hemos mejorado muchísimo en defensa. Y eso es un trabajo continuo, en el que José Luis insiste cada día. El jugador cuando sale a la cancha lo primero que hace es coger el balón y tirar. En la defensa hay que insistir, y José insiste y lo ha conseguido, estamos haciendo una gran defensa", dice el segundo entrenador.

Su relación es cada día más sólida. "En el basket tienes que tomar muchas decisiones. José siempre te escucha. Antes de un tiempo muerto te busca y te escucha, y luego él toma su decisión. Eso a mí me hace sentirme importante". El cuerpo técnico del CAI Zaragoza es íntegramente aragonés. "Todo el mundo habla con total libertad. Luego me corresponde a mí tomar la decisión porque para eso estoy, pero para mí todo lo que dice Joaquín tiene total importancia", ratifica Abós. 23 años después de conocerse, sus vidas siguen unidas por el CAI Zaragoza.