En la lista de posibles para el puesto de seleccionador español tras el cese de Iñaki Sáez apareció el nombre de Víctor Fernández. No es la primera vez, como tampoco será la última, en la que la Federación propone la atractiva apuesta por el fútbol del zaragozano para luego desecharla por el que, considera, arriesgado perfil deportivo del técnico. El Oporto no ha opinado lo mismo. El actual campeón de Europa, a la espera de la confirmación oficial --previsiblemente mañana--, ha llegado a un acuerdo para que Víctor dirija a los dragones durante las dos próximas temporadas después de la traumática y corta estancia del anterior preparador, Luigi Del Neri, fichado para sustituir a José Mourinho.

El polvorín

El italiano no ha caído en gracia para muchos de sus jugadores, según publicaba ayer la prensa italiana. Algo similiar ha ocurrido entres los dirigentes de la entidad portuguesa. Al parecer, las revolucionarias ideas tácticas del técnico transalpino han chocado con la mentalidad del club. Pero la chispa que definitivamente ha hecho estallar el polvorín surgió a finales de la semana pasada. El martes el equipo volvía de Nueva York dispuesto a disfrutar de dos días libres hasta el entrenamiento vespertino del viernes. Del Neri, que aprovechó los días de descanso para visitar su país, faltó a la sesión y no apareció hasta la una de la madrugada. Argumentó problemas con las conexiones de las líneas aéreas en Italia. Al cabo de unas horas, club y entrenador acordaban la rescisión de su contrato. Del Neri había sido presentado el 23 de junio y sólo llevaba un mes entrenando.

En definitiva, vía libre para Víctor Fernández, por el que el club luso suspira desde el verano del 2001. Aunque el acuerdo está cerrado, todavía no ha habido declaracions oficiales de ninguna de las partes. Es de esperar que no se produzcan hasta que no esté finiquitada la situación de Del Neri. No obstante, la prensa portuguesa ya habla del día de mañana como fecha muy posible para la presentación del zaragozano. Incluso ya se habla de cifras: un millón de euros por temporada. Sería la primera oportunidad de su carrera para ponerse al frente de un equipo grande. Con el Betis sufrió el castigo de las lesiones, derrochó buen fútbol en su paso por el Celta de Vigo, pero sólo con el Real Zaragoza levantó títulos: la Copa del Rey en 1994 y, un año después, la Recopa. Este nuevo reto podría ser su consagración definitiva como entrenador, además de marcar un hito, al convertirle en el primer aragonés al mando de un club foráneo.