Exito o fracaso. No hay término medio ni para España ni para Portugal. Su duelo esta noche (20-45, TVE-1) en el estadio José Alvalade de Lisboa será el nuevo drama ibérico. O todo o nada. El triunfador, se ganará el pase a cuartos y seguirá vivo en el torneo para luchar por el título de la Eurocopa. El perdedor sólo conocerá el linchamiento. La depresión futbolística. Por eso, España y Portugal, dos países con trayectorias decepcionantes en las grandes citas, buscan el éxito que les aleje del derrotismo que siempre les rodea. A España le basta el empate. Portugal necesita ganar. Calidad no les falta a ambas, pero el miedo a la derrota es tan grande que obliga a recurrir a un plus para sobrevivir: el carácter.

El equilibrio entre ambas selecciones es tan evidente que hasta los propios implicados interpretan las estadísticas a su antojo y se las recuerdan, con mala idea, al rival. España hace 23 años que no pierde con Portugal. Un adversario al que, además, derrotó por 0-3, con una auténtica exhibición, en el último amistoso disputado en septiembre del 2003 en Guimaraes. Pero Portugal sabe defenderse. Sus jugadores también echan mano de la historia. Y ésta dice que España nunca ha ganado al país anfitrión en una fase final. Y, encima, el último precedente es de ingrato recuerdo: la eliminación en el Mundial-2002 ante Corea del Sur en los cuartos de final por culpa del lamentable arbitraje del colegiado egipcio Al Gandhour.

CONFIANZA EN EL ARBITRO Pero ayer nadie quiso centrar el protagonismo en el árbitro designado por la UEFA: el sueco Anders Frisk. Uno de los habituales en la Liga de Campeones. España confía en su imparcialidad y en el apoyo de los 18.000 españoles que cruzarán la frontera y se dejarán hoy la garganta en la dura batalla que mantendrán en la grada contra 32.000 portugueses.

En el césped serán, al menos, once contra once. Y ganará quien se crea superior. Quien aparque los nervios e imponga su estilo. Esa enorme ambición que tienen los españoles y los portugueses a nivel de clubs, como demostraron el Oporto y el Valencia ganando la Champions y la UEFA, respectivamente, esta temporada, pero que nunca aparece con la selección. "No hemos venido aquí para quedar apeados en la primera fase", reconoció ayer Sáez. El técnico anunció un equipo valiente que buscará el triunfo con la entrada de Juanito, Joaquín, Xabi Alonso y Torres en el equipo titular.

Sáez, como todos los jugadores españoles, huyó de la polémica y le echó un capote a su colega Luiz Felipe Scolari. Portugal es, para el técnico español, el país hermano . Como también lo ha sido España desde que empezó el torneo para los medios de comunicación lusos hasta que se produjo el incidente del seleccionador con la Cadena SER. Una polémica, avivada por un sector de la prensa madrileña, que Scolari quiso zanjar ayer antes del partido.

ESPIRITU DEPORTIVO El seleccionador portugués dejó bien claro que sus declaraciones, en las que hablaba de "matar o morir", sólo hay que enmarcarlas dentro del "espíritu de guerra que tiene el deporte". Nada más. "Vivo, trabajo y pago mis impuestos en Portugal. Por eso dije que soy portugués y espero que mucha más gente se sienta como yo. Sólo eso", declaró antes de asegurar que no sabía que le estaban grabando cuando le llamaron por teléfono los periodistas. Scolari también acusó a Josep María Minguella de haber traicionado su amistad por facilitar su número de teléfono privado. Pero hoy toca hablar a los protagonistas. Un punto separa a España del éxito o del fracaso.