Las pretemporadas anteriores fueron un calvario para Drulic por las lesiones, pero en ésta además de pensar en esa posibilidad el jugador tampoco puede olvidarse de su situación deportiva. No hubo ofertas por él y la pretensión del club de cederlo se ha aparcado de momento, aunque eso no garantiza que esté en la plantilla, ya que es el cuarto extranjero y, si no llega el pasaporte italiano de Ponzio, no será inscrito. "No sé qué haré si no tengo ficha, si quedarme en la grada o irme a otro sitio. Este es un tema muy difícil para mí y no quiero obsesionarme, porque si lo hago no estaré concentrado en mi trabajo", dijo el ariete.

El serbio no oculta sus deseos y tiene claro que quiere seguir en el Zaragoza, donde afrontaría una cuarta temporada tras haber dejado sólo dudas y lesiones en las otras anteriores. "Yo espero que cambie mi suerte, porque siempre digo que después de la lluvia sale el sol. Estoy convencido de que un día me va a dar Dios toda la suerte por los problemas que he tenido. Y espero que que sea en el Zaragoza, porque no quiero ni pensar en que me vaya a tener que ir", aseguró Drulic.

El primer paso para que cambie su suerte estará en las lesiones en pretemporada. En las tres anteriores tuvo que pasar por la enfermería. En la primera, una rotura de los ligamentos cruzados de su rodilla derecha dejó en anécdota su año de debut. En las dos posteriores se lesionó de menor gravedad, pero su fútbol no dio muestras de cambiar la tendencia negativa. El fichaje más caro en la historia del club --13 millones de euros-- ha arrojado sólo sombras.

MIEDO A LAS LESIONES "Mientras estaba de vacaciones ya sentía el miedo a lesionarme en esta primera semana. Tras tres pretemporadas con problemas es inevitable sentir un cierto temor", aseveró el ariete, que se enfrenta a su última oportunidad para triunfar en Zaragoza. Para ello es necesario que llegue la documentación de Ponzio y pueda ser inscrito. Pero sobre todo, que saque el fútbol que llevó un día al club a ficharlo a precio de oro. Lo primero no depende de él. Lo segundo, sí.