Fue un duelo fratricida con un final feliz. Se enfrentaban los hermanos Puyuelo. Ambos nacieron en Jaca y pertenecen al Oroel. Alberto es valiente y luchador. Víctor es la clase personificada y cada vez se acerca más a las figuras del fondo español. Desde el comienzo se destacaron de sus rivales en el XXV Medio Maratón Ruta Vino Somontano que se disputó el domingo en Barbastro. Después de un intenso pulso Alberto descolgó a su hermano a 1.500 metros de la meta.

«Para mí era un test y fuimos sin matarnos. Desde el kilómetro tres nos escapamos. Alberto estaba en buen estado de forma y yo estoy empezando. No tenía sentido dejarnos la piel. Le tocaba ganar en su pueblo», afirma Víctor Puyuelo. Este triunfo le hizo más ilusión que ningún otro a Alberto. «Hace dos años que trabajo en Barbastro de maestro en el colegio Pedro I. No hubo competición. Me hacía mucha ilusión ganar. Hice una buena marca de 1.10.35, más teniendo en cuenta el calor y las cuestas», reconoce el ganador de la prueba.

Alberto es un diésel, aunque tiene un buen final en carreras largas. Ya ha corrido el medio maratón en 1.08.08. «Fue el año pasado en Valencia. Creo que puedo estar ahora en 1.07», dice. El maratón es la distancia que en el futuro más se puede adaptar a sus condiciones. «Considero que puedo intentar acercarme a los 2.20», explica. Alberto se define como un atleta «atrevido. Tiro en las carreras y marco el ritmo. Además me encanta entrenar y competir demasiado». Pero tiene un talón de Aquiles. «Tirar me juega malas pasadas y he reventado en muchas carreras», reconoce.

EL ENTRENADOR

Alberto entrena a Víctor desde que este tenía 17 años. «Víctor está en el segundo escalón del fondo nacional. Lo que pasa es que trabaja de dentista nueve horas diarias en Lérida. De aquí a dos años la intención es que trabaje menos para ser internacional. El objetivo son los Juegos de Tokio». Víctor sueña con ser el segundo olímpico aragonés en los obstáculos tras Eliseo Martín. «Víctor es un atleta de gran calidad y se crece en la competición. Es muy duro de cabeza, es muy fuerte muscularmente y tiene una buena técnica de carrera. Aunque le cuesta cuidar el peso», asegura convencido su entrenador.

Alberto comenzó a correr gracias a Rafa, su padre. Este es popular por su imagen agonística compitiendo con su pelo blanco, sus gafas y su inseparable camiseta verde del Oroel. En la familia también compite María Oh, la novia de Alberto.

Víctor sigue sin problema la planificación de Alberto. Además se juntan dos veces a la semana en Lérida. «Alberto es cabezón como buen aragonés. Tiene una gran capacidad de sufrimiento y es valiente corriendo. Pero le juega malas pasadas y hay que tener la mente fría. Sin embargo, le auguro que bajará fácilmente de los 2.20 en el maratón», explica.

Victor ya realiza buenas marcas en medio maratón (1.08.06) y en 10.000 lisos (29.53). Pero su mente está puesta en los 3.000 obstáculos. «En el futuro quiero hacer media jornada en el trabajo. De aquí a dos años quiero bajar de 8.30 en obstáculos». Para ello tendrá que cuidar el entrenamiento invisible. «Debo mejorar la técnica, hacer más gimnasio, ir más al masajista, alimentarme mejor, descansar más...». Se define como un atleta al que le encanta «la presión y la tensión. Cuando mejor me muevo es en los momentos claves. Pero tengo que ser más ambicioso y creérmelo más», confiesa el fondista oscense.