La etapa de ayer no fue una más en el recorrido de la Vuelta a España. Al menos para uno de sus participantes. José Miguel Elías llegaba ayer a casa y, cómo no, le esperaban los suyos. Amigos, familiares y hasta los miembros de su peña de admiradores arroparon en la meta de Zaragoza al ciclista de Alforque, que debuta en la ronda española. "Me he puesto muy contento al verlos. La verdad es que sus ánimos y su compañía son muy necesarios", decía anoche el corredor mientras el masajista de su equipo, el Relax Bodysol, terminaba su sesión diaria de trabajo.

La madre de Elías, Mari Carmen, aguardaba por la mañana expectante a que llegaran las cinco de la tarde. "Esta mañana, temprano, antes de que dieran la salida, José Miguel me ha llamado para quedar y poder vernos", contaba con tono alegre pero algo preocupado. "Hablamos todas las noches y él me dice que se siente muy fuerte. Seguimos la carrera todos los días por la televisión y estamos muy orgullosos, sobre todo por los problemas que tuvo en la rodilla que le obligaron a estar cinco años sin montar en bicicleta", recordaba Mari Carmen.

La rutina diaria

Después de darse un baño de alegría en la meta, Elías cumplió la rutina habitual tras el final de cada etapa. El equipo se traslada al hotel de concentración, convertido en cuartel general durante su estancia en cada ciudad, para que los corredores tomen una reconfortante ducha. Ya aseados, recuperan fuerzas tomando una merienda --"He comido yogur y cereales", confirmaba el ciclista aragonés del Relax-- y, con el estómago colmado de energía, se retiran a descansar a su habitación hasta que son requeridos para el masaje. "Solemos estar unos 50 minutos, y nos dejan como nuevos", reconocía Elías. "A veces es doloroso, pero eso significa que el masajista está haciendo bien su trabajo y es positivo para recuperar nuestros músculos", admitía. En torno a las 20.30 acuden al comedor con el fin de cenar durante una hora, para después poner el broche bebiendo un café descafeinado o una infusión. "Ese rato nos sirve para convivir con los compañeros y charlar antes de marcharnos a la cama a dormir", explicaba el ciclista.

Elías habría preferido que las etapas de Aragón hubieran transcurrido por paisajes más bonitos como los del Pirineo. "Me habría gustado que la escapada de hoy --por ayer-- hubiese durado más para dejarme ver en mi tierra, pero no ha podido ser. De todos modos, estoy recuperando bien después de cada etapa y ya tengo muchas ganas de que llegue la montaña", aseguraba ayer. El corredor ocupa el puesto 165º de la clasificación general y espera con ahínco su oportunidad en esta edición, la 59, de la Vuelta.

Aunque el ciclista visita territorio aragonés, no pisará su hogar, ya que debe mantenerse junto al resto de los miembros de su equipo en un céntrico hotel zaragozano. Allí pernoctaron hasta la salida de la etapa de hoy, que discurrirá hasta Morella (Castellón), aunque algunos cuentan con permiso para tomar el aire . "No he podido hacer de guía con mis compañeros por la ciudad porque no disponemos de tiempo pero les he explicado que estamos cerca de El Pilar. A los masajistas ya les he indicado dónde está El Casco para que den un paseo por la noche", bromeó Elías.