Tom Dumoulin va muy en serio en este Giro del centenario. Tanto que hasta se luce ganando en lo que se podrían denominar como los territorios de Nairo Quintana. Es el más fuerte, es el mejor, es, sin duda alguna, el máximo candidato a conseguir la victoria en Milán cuando faltan los Dolomitas en el escenario. Dumoulin no es un escalador, pero sube tan bien o incluso mejor que los más finos, como Quintana, el único que se atrevió a atacar con firmeza, como era su obligación, a un holandés de 27 años que en muchos aspectos recuerda a Miguel Induráin. Y por esa misma razón, si nadie pensaba que el campeón navarro podía perder un Giro cuando iba líder de la general a falta de una semana, ¿por qué hay que dudar ahora de Dumoulin?

Quintana atacó a 4 kilómetros de la cima del santuario de Oropa. Dumoulin no se impacientó, como hizo en el Giro Induráin con Claudio Chiappucci. Puso un ritmo constante y acabó neutralizando al colombiano de Movistar. En el último kilómetro todavía tuvo tiempo de tensar la cuerda y obtener una jugosa ventaja en la general en un terreno que, en teoría, no era el suyo: tres segundos a Zakarin, nueve a Mikel Landa y 14 a Quintana, con lo que con la bonificación aumenta su ventaja en la general a 2.47 minutos sobre Nairo. Los Dolomitas decidirán.