El argentino Seba Vega reconoció públicamente el pasado 10 de marzo que es homosexual, siendo el primer jugador de baloncesto en activo que lo hace fuera del ámbito de la NBA.

-¿Dónde y cómo está pasando la cuarentena?

-En Comodoro, porque no pude salir a casa. Paso el tiempo hablando mucho con mi familia por videoconferencia y respetando las medidas que se han impuesto.

-Decía en su carta que una de sus razones era la liberación.

-Pretendía cerrar un ciclo donde sentirme libre y tranquilo. Lo logré. Tuve mucho apoyo dentro del básquet, pero también fuera. Mi círculo más personal siempre me apoyó al tomar esta decisión. Ahora no escondo nada y estoy tranquilo como hacía años que no lo hacía.

-En su declaración narra todo el proceso, desde cómo reprimió sus impulsos hasta que fue contándolo poco a poco. ¿Qué fue lo más complicado?

-Entender qué te pasa, algo que no es sencillo. Para mí era un poco más complejo por mi ámbito como deportista profesional, porque aún es un tema tabú y tampoco tenía muchas referencias para apoyarme. Lo mas importante era que mi familia y mis amigos más íntimos lo supieran de mi boca y no se enterasen por otras personas. Antes de nada uno tiene que aceptar quién es, tiene que entender que no hay nada malo, que nada cambia, solo que te enamoras de una persona de tu mismo sexo. Pero luego lo quieres compartir. Pero tenemos que entender que no le puedes caer bien a toda la gente, solo debes comunicarlo para poder ser uno mismo. Por eso lo más importante es aceptarte como eres.

-¿Le sorprendió la buena acogida dentro de su equipo?

-Para bien. Me apoyaron muchísimo y lo siguen haciendo. Estaba en un mal momento porque me acababa de separar de mi pareja de seis años y necesitaba explicarles por qué estaba así. Su respuesta fue superpositiva. Si se produjo algún cambio fue siempre para bien, se afianzaron los vínculos con todos y algunos se convirtieron en amigos. Evidentemente se generó mucha conciencia a la hora de hablar, ahora son mucho más cuidadosos y crearon también una transformación en mí, porque yo también tenía mis propios prejuicios sobre sus reacciones, sobre el ambiente machista de los vestuarios, y la verdad es que me enseñaron un montón de cosas.

-Ha recibido los elogios de Ginóbili, Campazzo o Laprovittola… ¿Qué valor le da a que se posicionen estos referentes deportivos?

-Es impresionante la gente que me escribió dándome su apoyo y todo su cariño. Que Manu Ginóbili, Campazo, Laprovittola o Deck… que tantas figuras se tomen el tiempo de apoyarme es algo que me hace sentir muy bien. Son referentes dentro del baloncesto argentino. Pero también ha habido gente que hace mucho tiempo que no veo o incluso que jugábamos cuando éramos chico. Esta respuesta me llena el corazón de alegría.

-España se ejemplifica como uno de los países más tolerantes en cuestiones de afectividad, pero en el deporte sigue habiendo una barrera altísima.

-Soy consciente de que en España no ha habido nadie que haya dado este paso en el baloncesto ni en el fútbol. De hecho, en Argentina tampoco lo había. Ahora salí yo. Es un tema donde se tiene mucho miedo, porque como se dice que el deporte es masculino, el deportista tiene que ser masculino. Se piensa que por ser gay puede cambiar lo que uno puede hacer dentro de la cancha. Durante muchos años pensé en retirarme porque no podía afrontar esta situación. La verdad es que nos tenemos que dar cuenta de que la vida profesional es consecuencia de lo que uno hace como profesional y no de cómo desarrolla su vida personal. Que yo esté con un chico o con una chica no cambia lo que hago dentro de la cancha. Voy a seguir jugando con el mismo profesionalismo y ser el mismo jugador de baloncesto que siempre fui. Ese miedo a ser diferente hay que romperlo de a poco. Estaría genial que personas que están en la misma situación puedan salir a hablar. Esperemos que el día de mañana no sea novedad que alguien tenga que declararse gay porque entendamos que cada uno en su vida personal puede ser lo que quiera sin que eso afecte a su ámbito profesional.

-En la NBA sí ha habido casos, como John Amaechi o Jason Collins, pero ambos lo hicieron al final de sus carreras o tras retirarse. ¿Tiene miedo de represalias o que no le contraten?

-Ese era mi gran miedo. Este año fue de gran aprendizaje, porque mi club me renovó sabiendo que era gay. Esa fue una gran enseñanza. Tiene que ver con mi personalidad, soy una persona tranquila, respetuosa, que intenta ayudar siempre en lo que puedo y creo que a la larga se nota. Cuando salió la carta el foco no se puso sobre la sorpresa sobre mi sexualidad, sino en el sufrimiento que he tenido que pasar estos años sin poder expresarme. El apoyo ha sido tan grande y genial. Para dar este paso tienes que estar muy preparado. Cuando surgió la idea, el club me brindó todo su apoyo y eso me dio mucha fuerza. El deporte tiene que ser inclusivo y no excluyente. No solo en la sexualidad, sino en otros ámbitos. Es importante que se transmita ese mensaje, que en el deporte y en la sociedad hay lugar para todos, que uno es igual al otro, y que desde el respeto y el cariño debemos convivir.

-Su hermana es Gisela Vega, jugadora de baloncesto con largos años de profesional en España, incluido Zaragoza. En el baloncesto femenino ha habido más casos de lesbianas que han salido a la luz.

-Pienso que en el deporte femenino es a la inversa, es algo cotidiano que haya compañeras lesbianas, pero no es así en el masculino, donde tiene que ver el concepto de masculinidad. Hay que romper esas estructuras. Es lamentable que a uno le digan que es valiente por decir lo que es, porque no debería ser extraño, sino algo natural, que cada uno haga lo que le plazca. Tenemos que aprender del deporte femenino, que está más avanzado en ello, de que las cosas no cambian por tu sexualidad.

-¿Tiene miedo a ataques homófobos durante los partidos?

-Era otro de los miedos que tenía, pero ahora sé que me puedan increpar no cambia nada. Pero sí que me gustaría que esto ayude a que cambien algún tipo de situaciones como en su momento pasó con el tema del racismo, que ahora hay mucha conciencia y está vigilado. Sé que son cambios a largo plazo, pero ojalá se produzcan porque nadie se merece sufrir un comportamiento discriminatorio de ningún tipo ni nadie debería hacerlos.

-¿Qué le diría a aquel que está en su misma situación pero tenga dudas?

-Que no tenga miedo a ser uno mismo. Que no está haciendo nada malo, que siga hacia adelante y que viva este proceso como quiera y pueda. Y también que se apoye en su familia y seres queridos y que vaya haciendo las cosas como las vaya sintiendo. Cuesta unos años poder entender todo y hacer, pero cuando decides hacerlo es porque uno siente que quiere cambiar su situación.Yo pensaba que podía hacer mucho más y que no lo hacía y por ello era cómplice de esa incomodidad. Eso me impulsó. Sé que no va a cambiar toda la sociedad, pero sí aportar para que haya otra conciencia para crear ese cambio. Que esto en un futuro no tenga que ser noticia.

-Acaba de tener un pequeño sobrino. ¿Cree que cuando crezca vivirá en una sociedad en la que todo el mundo pueda expresarse con libertad en el deporte?

-Ojalá que cuando mis sobrinos crezcan la sociedad sea más libre, que nadie tenga miedo, que todos tengamos confianza en lo que podamos elegir. Va a ser un proceso que va a llevar años, pero esperemos que sea bastante más rápido. Que uno pueda elegir lo que uno quiera sin pasar estas situaciones para sentirse libre. La sociedad está cambiando, antes tenían una vida paralela, ahora ya lo podemos hacer más libremente y los mas jóvenes vienen evolucionados, saben que ya no es necesario decirlo, lo toman con naturalidad y que pueden ser felices. Los más jóvenes vienen con una mentalidad más abierta. Me pasó con uno de mis compañeros que le quiso explicar a uno de sus hijos, que tiene ocho años, mi situación, y el niño le dijo ‘¿y cuál es el problema?’.