El Ebro es la fe y la montaña. Así lo certificó esta manaña en El Carmen en un exigente y emotivo encuentro contra uno de los grandes del grupo, el Cornellá. Creyó en sí mismo pese a la adversidad de encajar un tanto en contra y movió todos sus mecanismos futbolísticos y pasionales para remontar en el tramo final del encuentro. Le cogió gusto al triunfo y se lanzó a por el segundo consecutivo después de que Pere rompiera la igualdad en el minuto 53. En lugar de arrugarse, alimentó sus ambiciones y empató con una diana de Borja Martínez en el 74. El empate podía haber sido un botín suficiente, pero el equipo de Emilio Larraz no renunció a algo más en su lucha por sobrevivir. Sobre el filo del ocaso, en el 90, Adri Cuevas marcó el 2-1 y desató la catarsis entre la afición y el propio equipo, que con estos tres puntos marca distancias con la zona de peligro.