El Ebro estuvo dos veces por detrás en el marcador y sin embargo jamás le perdió la cara al encuentro ni al resultado. En lugar de caer en la depresión o en la precipitación, tiró de la fe que le caracteriza para salvar un punto frente a un rival de empaque como el Atlético Saguntino, que se adelentó en el minuto 32 con un gol de Jorge Juliá. Javi Cabezas estableció la primera igualada en el 48 y Nuha, en el 75, abrió una nueva brecha favorable a los valencianos. En el 84 apareció Borja Martínez para establecer el 2-2 definitivo y estirar a ocho jornadas consecutivas la racha sin conocer la derrota del equipo de Emilio Larraz.