Manolo Sanlúcar ya lo avisó en la rueda de prensa anterior al partido, «si somos nosotros mismos y damos nuestra mejor versión, les pondremos las cosas difíciles». Y tanto que lo hizo el Ebro. Fue mejor que su rival, peleó hasta el final y se llevó la victoria ante la Ponferradina, que en ningún momento pareció ser un adversario de una categoría superior. Ahora tendrá que esperar hasta el martes para conocer el próximo contricante que le espera en la siguiente ronda. Este Ebro le está cogiendo el gusto a esta competición, en la que ya se enfrentó al Valencia el año pasado y este sábado brindó otra de esas tardes que dejan huella en la historia del equipo zaragozano.

El partido tuvo mucho ritmo desde el inicio. El conjunto arlequinado disfrutó de las primeras ocasiones a balón parado en las botas de Parejo y en el minuto 12, Isi mandó un balón al palo que pudo cambiar el signo del partido. La Ponfe se hacía dueña de la posesión y el Ebro esperaba bien ordenado atrás para sorprenderles a la contra. En una de estas, un pase filtrado a De Mesa le dejó solo contra el portero, le regateó y a puerta vacía no consiguió adelantar a los zaragozanos. Dos ocasiones manifiestas para ambos equipos que no modificaron el marcador. Con esta igualdad se cumplieron los primeros 45 minutos.

Al regreso de los vestuarios las cosas cambiaron para los arlequinados. El Ebro se adueñó del balón y asumió el peso del partido para encajonar en su área a la Ponfe. Entraron a escena los actores invitados. Juampa, De Mesa y, sobre todo, Fran García con vertiginosas carreras por la banda derecha, ponían en apuros a la defensa leonesa. Los castellanos no tuvieron su día. Inconstantes e imprecisos, se dejaron llevar a partir del segundo acto y manifestaron algo de falta de ambición por seguir en el torneo copero. Los centros al área de Fran García y las combinaciones entre Jesús Rubio y Palomares no servían para batir la meta de Gazzaniga que se mostró seguro durante toda la tarde. Hubo un último cabezazo de Espín que se marchó fuera y una estirada salvadora de Monforte. Así se cumplieron los 90 minutos. Algunos jugadores exhaustos tomaban aire antes de jugárselo todo a la prórroga.

De nuevo el Ebro protagonista. Queriendo más e insistiendo en pasar la eliminatoria. Juampa intentaba conectar a base de centros con De Mesa pero no sería él el elegido sino Rubio. En una triangulación en banda, un control orientado le sirvió para ponérsela en la pierna izquierda, puso un balón a media altura para el delantero, que engatilló y envió el esférico al fondo de las mallas. Un gol de bella factura que puso la rúbrica a un partido magistral del Ebro. Costoso, trabajado y con final feliz para los zaragozanos. El graderío invadió la cancha para celebrar con los jugadores este pase histórico a dieciseisavos de Copa del Rey. La plantilla, entre abrazos, se merecía este triunfo.

Ebro: Monforte, Barreda (Emaná, min.107), Aguza, García (Espín, min.86), González (Rubio, min.68), De Mesa, Juampa, Parejo, Palomares, Andrés (Tiago, min.68), Liam.

Ponferradina: Gazzaniga, Fabián, Isi, Larrea (Donoso, min.72), Kaxe, Yac, P. Valcarce (Saúl, min.56), L. Valcarce, Benito (Yuri, min.105), Fullana, Villa (Manzanara, min.45).

Goles: 1-0, min.114: De Mesa.

Árbitro: Aitor Gorostegui Fernández (Comité Vasco).

Tarjetas: Por los locales; Rubio, Andrés, Parejo y Juampa. Por los visitantes; Isi y Villa.

Espectadores: 2.500.