No era un partido más en El Carmen. El Real Mallorca visitó Zaragoza pero no para jugar en La Romareda, por primera vez pisó La Almozara en un contexto radicalmente opuesto a al que han vivido en las últimas décadas. Sin un fútbol televisado y mediático, todo lo contrario, en el feudo arlequinado se vivió balompié antiguo, el tradicional, el de barrio. Y es que 27 años en Primera, una Copa del Rey, una Supercopa, participaciones en Champions League y, además, el líder del grupo venció adaptando su excelsa calidad a las características del Ebro.

El conjunto dirigido por Emilio Larraz sigue creciendo con el paso de las jornadas, pese a que se hayan enfrentado a varios gigantes de la categoría de forma consecutiva. El pasado encuentro como local ante el Villarreal B evidenció que El Carmen no es una plaza sencilla para nadie, tampoco iba a ser menos para el Mallorca. Los baleares ejercieron su característica potencia individual, una garantía de éxito que ya quedó patente en los primeros minutos con un Lago Junioral que la categoría le viene tan pequeña como una prenda de la infancia. De su calidad llegaría el primer tanto, el africano logró filtrar un balón en largo de precisión milimétrica para que Álex Lopezrecibiera y fusilase la meta de Salva. Unos minutos después el Mallorca pondría el segundo en el marcador gracias a una internada por banda de Ferrán que finalizó con el balón al fondo de la red.El lujoso césped artificial y las medidas reducidas del campo no impidieron que el conjunto dirigidopor Vicente Moreno pudiera ejercer su clásica supremacía desde los primeros compases.

Apenas diecisiete minutos le bastaron al Mallorca para cimentar el triunfo. Dos acciones repletas de calidad anularon por completo el método de brega y sacrificio que tanto emplea el Ebro. Esas premisas inquebrantables para los arlequinados permitieron prolongar la trama del encuentro hasta los instantes finales, ya que el conjunto zaragozano volvió a tirar de su habitual compromiso para embotellar al Mallorca en su área y tratar de recortar distancias. El Ebro apeló a su casta para anteponerse al poderío mallorquín, con ocasiones de Javi Cabezas y Adrián Cuevas, pero todas ellas detenidas por Manolo Reina, uno de los cancerberos más destacados en las pasadas ediciones de Segunda.

El partido subió aún más de caché cuando Salva Sevilla entró al terreno dejuego. El centrocampista demostró que proviene de Primera División ya que a los pocos instantes de entrar realizó un soberbio caño a un jugador del equipo aragonés, levantando los aplausos del graderío.El partido agonizó con un balón al palo de Ferrán con un posterior cabezazo de Lago Junior que Salva recogió en la misma línea de meta. Con el pitido final se acabó el hechizo. Los jugadores del Mallorca se despidieron de los treinta aficionados desplazados a la vieja usanza, en fila india chocando la mano a todos ellos. El Ebro compitió con honor ante uno de los mejores equipos en la historia del grupo III de Segunda B, un Mallorca que tiene nivel para competir el Segunda

Ficha técnica:

Goles: 0-1, m.4: Álex López. 0-2, m.18: Ferrán.

CD Ebro: Salva, Regino (Teo Tirado, m. 75), Diego Simón (Mainz, m. 75), Pajarero, Alfonso, Gerrit, Javi Cabezas, Adrián Cuevas, Salinas, Rubiato, Álex Cruz (Borja Martínez, m. 65).

RCD Mallorca: Reina, Sastre, Bonilla, Raillo, Xisco, Pedraza, Lago, Damiá (Salva Sevilla, m. 72) , Abdón Prats (Cedric, m.68), Álex López (José Ángel, m.85), Ferrán