El dueño de la Fórmula Uno Bernie Ecclestone, propietario según la revista Forbes de una fortuna de 4.000 millones de dólares, evitará la cárcel, pese a jurar y perjurar que él jamás llegaría a un acuerdo con la Fiscalía de Múnich, pagando 100 millones de dólares, es decir, 75 millones de euros, los cuales fueron suficientes para que el juez Peter Noll se olvidara del juicio que se iba a celebrar el 14 de septiembre, en el que se le acusaba de soborno y corrupción.

El dueño de la Fórmula Uno pagará la cantidad acordada pese a afirmar que no pensaba comprar su libertad y que contaría la verdad sobre lo ocurrido. El caso se remontaba a 2006, cuando la empresa BayernLB poseía cerca del 50% de las acciones de la Fórmula Uno tras la quiebra del grupo Kirch y encargó su venta al jefe de su departamento de riesgos, Gerhard Gribkowsky, quien negoció con Ecclestone la transacción.