Con la temporada aún por concluir el Tecnyconta Zaragoza tiene ya un par de cosas claras sobre su futuro deportivo. Una es que le gustaría retener a su gran estrella, Gary Neal. La otra es que quiere a Carlos Alocén como segundo base del equipo. Aunque todavía queda por definir la estructura deportiva y el cuerpo técnico, son dos líneas en las que ya trabaja la entidad sin que tenga garantizado el éxito en ninguna. Neal tendrá que decidir si en su balanza pesa más la comodidad y el cariño que ha sentido este año en Zaragoza que el dinero que pueda ganar fuera, mientras Alocén oye cantos de sirena desde América.

Carlos Alocén es una de las joyas de la cantera del Tecnyconta. El base zaragozano es uno de los jugadores más destacados de la generación del 2000 no solo en su equipo sino también con la selección nacional. Es el jugador más joven en debutar con el primer equipo en la ACB (en el 2016, con 15 años y 10 meses) y esta campaña asumió minutos de juego cuando Sergi García se marchó al Valencia. Su trayectoria no ha pasado desapercibida para el resto de clubs españoles y europeos, incluso ha trascendido más allá del Atlántico. Varias universidades norteamericanas han seguido muy de cerca su trayectoria y, en concreto, la de Gonzaga le ha hecho una oferta para que sea su primer base el próximo curso.

En principio al jugador le gustaría quedarse en casa, mucho más si va a ser un miembro fijo de la primera plantilla, pero la opción americana, con la oportunidad de iniciar los estudios allí, está también sobre la mesa. A partir de ahí será cuestión de que el Tecnyconta vaya encajando las piezas del resto de la plantilla, sobre todo en el puesto de base. En el caso de que Alocén continúe como segundo, la entidad quiere ponerle al lado un perfil muy concreto de jugador. Para que el joven zaragozano (que cumplió los 18 el pasado mes de diciembre) continúe con su desarrollo y pueda aprender sin tener excesiva responsabilidad necesita tener al lado un base experimentado, que conozca la competición, capaz de asumir la responsabilidad, de tener minutos y de hacer jugar al equipo.

Un perfil en el que, por poner dos ejemplos, encajan a la perfección jugadores como Sam Van Rossom o Rodrigo San Miguel. Jugadores del gusto del club pero sueños imposibles. Cualquiera de ellos sería el compañero ideal de Alocén, aunque las opciones de que esa sea la realidad son más bien pocas. Van Rossom tiene una ficha muy alta en Valencia, a la que el Tecnyconta no puede llegar, mientras que San Miguel ha renovado con Tenerife y tiene contrato en vigor para la próxima temporada. Así que no se trata tanto de que el club vaya a intentar fichar a Van Rossom sino de buscar a un Van Rossom para que acompañe a Alocén.

En ese escenario queda claro que quien no tiene sitio es Tomás Bellas, después de tres temporadas en el club. Tampoco Paul Stoll, el jugador que llegó para sustituir a McCalebb, ni Dylan Ennis. El norteamericano ha ofrecido un buen rendimiento y ha dejado buen sabor de boca en el club, pero su ficha es en principio inalcanzable para la economía del club aragonés.

A partir de ahí el Tecnyconta trabajará en el resto de posiciones teniendo en cuenta también al resto de jugadores que concluyen su etapa júnior. Hay seis jugadores que pasan ya a categoría sénior y la entidad tendrá que valorar si se quedan un año más en EBA, si se les busca un destino en LEB Plata o LEB Oro o si se apuesta por alguno más para el primer equipo además de Carlos Alocén. Por ejemplo, si Gary Neal aceptara quedarse en Zaragoza sería el maestro ideal para algún canterano más en el perímetro.

En cualquier caso, en cuanto concluya la competición oficial este mismo jueves en Barcelona, el Tecnyconta tendrá que comenzar a definir las líneas deportivas de la próxima temporada. Lo primero será decidir el cuerpo técnico, que deberá ser parte importante en la confección de la plantilla. A partir de ahí, tendrá que ir sentando las bases para construir un nuevo equipo procurando no equivocarse tanto como este año. El proyecto del Tecnyconta necesita más estabilidad para seguir creciendo y construir algo más duradero.