Edurne Pasaban, la única mujer viva en el mundo que ha hollado el K-2, abandonará hoy la clínica MAZ de Zaragoza, después de que ayer lo hiciera su compañero de expedición, el alavés Juan Oiarzabal. Ambos han pasado 16 días bajo los cuidados de Ricardo Arregui, jefe de la unidad de congelaciones de la clínica zaragozana.

El tratamiento de la hipotermia que sufrieron tras hollar la cima del K-2, el pasado 26 de julio, se presentaba complicado, sobre todo en el caso de Oiarzabal. El veterano montañero, con 21 ochomiles a sus espaldas, presentaba las congelaciones más preocupantes de su larga carrera. Las diversas curas y pruebas han determinado que el vasco sufre afecciones de distinto grado en la región media plantar del pie derecho y en el tercio distal del pie izquierdo, habiéndose recuperado del edema pulmonar que padecía en un principio. Pasaban presentaba congelaciones en el primer y segundo dedo de cada pie, pero ha superado la pérdida de sensibilidad en las manos que presentaba en un principio, y la evolución ha sido muy positiva.

INTERVENCIONES El doctor Arregui intervendrá a ambos en septiembre, una vez que se asienten los efectos del tratamiento que han llevado las últimas semanas. Con él han recuperado todo lo que era posible sin pasar por el quirófano, pero sobre todo para Oiarzabal no ha sido suficiente. En el caso del alavés, de 48 años, el doctor no se atrevió a confirmar el estado en el que quedará el montañero, que ya tiene varias expediciones planeadas con Al filo de lo imposible , ya que explicó que el alcance sólo se verá en la operación.

Sin embargo, en cuanto a su compañera, Arregui se mostró satisfecho con su evolución, e indicó que las pérdidas de tejido que sufrirá la tolosarra, en dos o tres dedos, serán mínimas. Pasaban tampoco planea abandonar el alpinismo, después de haber superado con la Gran Montaña la mitad de los 14 ochomiles del mundo, pero en varias ocasiones ha manifestado su deseo de diversificar algo más sus actividades.