Fue capital la pasada campaña y uno de los fichajes más sorprendentes. Hubo dudas, pues venía del descendido Mirandés y costó que cogiera el tono al equipo. Natxo González no terminaba de dar con la tecla del equipo. Probó, ajustó y rotó. Tanto que Eguaras llegó a quedarse en la grada.

Su excepcional salida de balón y capacidad para ver el fútbol y los espacios fueron fundamentales en la reacción zaragocista de la segunda vuelta, esa que hizo soñar a la ciudad entera con un ascenso que Diamanka truncó con ese maldito cabezazo en el descuento. No se entendería sin el mejor Íñigo, el que se comenzó a atisbar con el cambio de sistema al rombo. El navarro quiso la pelota, la mimó y en sus botas empezó el Real Zaragoza a crear fútbol. A día de hoy, en el equipo aragonés no tiene sustituto y sobre el césped se le echa de menos.

Al final de la pasada campaña comenzaron a saltar las alarmas. Fue sancionado por acumulación de cartulinas amarillas y se perdió la victoria en León ante la Cultural. Bajó el pistón en tramos de la recta final, pero no fue por falta de gasolina. Arrancaron unas molestias en el pubis que dada su importancia dentro del esquema del Real Zaragoza y de la trascendencia del objetivo le impidieron parar. Como para perderse el precioso final que aguardaba al final de la promoción de ascenso.

Forzó, el sueño se hizo añicos y el cuerpo de Eguaras dijo basta tras 3.366 minutos entre Liga y Copa del Rey, 39 titularidades y 29 encuentros completos. El desgaste hizo mella y la pubalgia apretó. Ya se avisó desde el club que era muy probable que no pudiera estar para la primera jornada. Y lo que se temía se cumplió.

ENTRENAMIENTO EXTRA

Con Raúl Guti compartió una de las lesiones más complicadas para los deportistas por su carácter molesto, difícil tratamiento y recuperación complicada de predecir. El club puso en marcha un tratamiento y trabajo específico para recuperarse sin tener que pasar por el quirófano, pero los dos respondieron de diferente manera.

El canterano tuvo que ser operado en Burdeos el pasado 3 de agosto y arrancó un proceso de puesta a punto de unos meses. Mientras, Eguaras veía desde el gimnasio los entrenamientos y desde la grada los amistosos de pretemporada. Ni un minuto sobre el césped.

El pasado miércoles regresó al trabajo con el grupo y cambió las deportivas por las botas de tacos por fin. Todavía le falta ritmo y debe realizar una pequeña pretemporada para alcanzar el tono físico óptimo. «No podemos poner un plazo. Van a ser más sus sensaciones las que marquen el camino que otra cosa, siendo precavidos, pero ojalá sea lo antes posible», comentó Imanol Idiakez sobre el regreso del navarro. Sin prisa.

Ayer finalizó el entrenamiento en la Ciudad Deportiva y se escuchaba la música del vestuario. Estaban todos menos Eguaras, que se encontraba en el césped del campo de entrenamiento habitual haciendo un juego por parejas con Mario Gibanel, Andrés Ubieto y Néstor Orozco en el que el objetivo era golpear la pared en una zona acotada y lograr que la pareja rival no lo consiguiese. Todo sea por seguir cogiendo sensaciones y de paso pasar un buen rato, aunque suponga trabajo extra para el centrocampista.

La intención del club es que Eguaras reaparezca el próximo miércoles en el encuentro de Copa del Rey en La Romareda ante el Deportivo de La Coruña. No se quieren correr riesgos y como bien avisó Idiakez las sensaciones del propio jugador serán las que marquen los minutos a disputar ante el conjunto gallego y en los sucesivos encuentros. Han sido más de dos meses de reposo, trabajo individualizado y de dudas sobre si tendría que frenar en la camilla del quirófano, pero ya casi está listo para volver. Eguaras vuelve a sonreír.