Cada vez que una escaladora asume el reto de ascender por una ruta desconocida la sensación es nueva, como si sus dedos tocasen por primera vez esa roca. Aragón cuenta con una vía recién descubierta y todavía inexplorada. María Laborda (Zaragoza, 2004) es una joven promesa de la escalada nacional. Entre Ejea de los Caballeros, Zaragoza y Pamplona pasa sus días entrenando y cursando sus estudios. Su familia es el anclaje y apoyo incondicional para que ella pueda seguir disfrutando de lo que más le gusta. «Mi familia desde siempre ha hecho deporte. Mis padres hacían atletismo y les gustaba ir al monte. Siempre me ha gustado y aquí sigo», asegura la ejeana, que encontró en la escalada un estilo de vida. «Siempre he hecho escalada con mis padres y desde que tengo uso de razón escalo», asiente María cuando responde si tiene algún recuerdo de las primeras veces que escaló. «Ya nací escalando», añade.

A la edad de cinco años disputó su primera competición y eso no fue más que el principio. Desde entonces ha recorrido los rocódromos y montañas de toda España. «He ido a los Mallos de Riglos y he subido dos. También he estado en Margalef, en Rodellar... Ahí es donde hice mi 7c+, que es el grado más alto que he logrado. El 30 de enero estuve en el Open de Milán con el equipo de Trango de la Sportiva. Competimos en bloque contra la selección italiana juvenil y fue muy emocionante», manifiesta María.

Su talento precoz no ha pasado desapercibido y el año pasado disputó en Aubenas (Francia) el Campeonato del Mundo en edad escolar junto con la selección española. «Fueron tres días de competición y actividades para conocer a la gente. Los días más intensos de competir estaba un poco nerviosa pero todo salió muy bien», afirma la aragonesa, que consiguió colgarse dos medallas de oro al cuello.

La escalada es su verdadera pasión y ha encontrado en la modalidad de velocidad una forma de especializarse. El pasado mes de noviembre batió el récord de velocidad en categoría absoluta parando el crono en 10 segundos y 439 milésimas en el Campeonato de España celebrado en Pamplona. «En la fase clasificatoria batí el récord de España de velocidad en categoría absoluta pero en la final quedé tercera porque tuve un resbalón. Ganar era importante pero el record es otro escalón más», asegura la ejeana.

Este deporte será olímpico por primera vez en su historia en los Juegos Olímpicos de Tokio de este año. La organización ha unido en una única prueba las tres disciplinas de velocidad, cuerda y bloque, algo que ha creado discordia entre los participantes. María sueña con poder representar a España en París 2024. «Tengo el sueño de entrar en la selección española. Viajar por toda Europa y por todo el mundo con la escalada. Es difícil pero no imposible estar en París 2024. Me encantaría dedicarme a la escalada pero en España y en todo el mundo hay muy poca gente que lo haga, así que a la marcha», asegura acerca de uno de los deportes con mayor exigencia y dureza. Un deporte solitario en el cual la competición es diaria contra uno mismo. «Al primer pegue no lo vas a conseguir, tienes que mentalizarte y tener paciencia. Yo no suelo pensar en nada cuando estoy escalando. Hay que estar muy relajada y centrada. Cuando me animan desde abajo no les suelo escuchar porque estoy tan concentrada que no me entero», asiente risueña la zaragozana.

Convive día a día con sus estudios y dos entrenamientos a la semana más las competiciones que realiza los fines de semana. No cambia esta vida por nada del mundo. «Cada año me organizo mejor, me ayudan mucho en el instituto, así que estoy muy contenta. Para escalar en roca, el mejor sitio es España pero este verano quiero ir a Inssbruck (Austria) para entrenar en el mejor rocódromo del mundo», expresa María.