Quince jornadas han tenido que pasar para que el equipo de la capital de las Cinco Villas lograra su primera victoria de la temporada. Hasta el partido de ayer, los ejeanos sólo habían sido capaces de lograr seis empates y sumaban ocho derrotas en su haber, marcando tan sólo nueve goles. En esta ocasión no lograron marcar más que uno, pero fue más que suficiente para lograr tres puntos, la mitad de los que había logrado atesorar hasta el momento. Los ejeanos siguen siendo colistas, pero las perspectivas de lograr salir de los puestos de descenso son mucho mayores tras su victoria de ayer.

En esta ocasión sí que se cumplió el famoso dicho de a entrenador nuevo, victoria segura , y el Ejea pudo aprovechar el estreno de Rafa González como nuevo entrenador en el banquillo del conjunto blanquiazul para sumar una victoria vital para la moral de la plantilla ejeana, que tras tantas jornadas sin haber conocido la victoria estaba por los suelos.

El Ejea estrenó en Andorra su casillero de victorias en esta temporada al imponerse por la mínima en un partido en el que se aprovechó del mal juego y nulo poder ofensivo de un conjunto local que estuvo decepcionante, aunque los ejeanos sacaron un gran rendimiento de sus dos únicos disparos a puerta.

EXCESO DE CONFIANZA Los jugadores del Andorra parecieron confiarse en exceso ante la visita del colista, y debieron pensar que la victoria sería sencilla. La primera mitad fue de ligero dominio local, pero sin ideas, sin capacidad ofensiva y sin llegar con peligro. Por su parte, el conjunto visitante salió al campo con la táctica muy bien asimilada, y se cerró atrás para tratar de no encajar ningún tanto. Con este sistema ultradefensivo, basado en la destrucción del juego rival, tan sólo fueron capaces de llegar en una sola ocasión a portería, pero la supieron rentabilizar de la mejor manera posible. A los veinte minutos de juego Magdalena aprovechó un fallo de la zaga local para lograr el tanto ejeano, que, a la postre, significó la victoria visitante.

En la segunda mitad el dominio andorrano fue abrumador, pero el Ejea fue una muralla y sólo salió con peligro en una ocasión. La aproximaciones hacia el área visitante fueron numerosísimas, pero el equipo de Emilio Larraz fue totalmente incapaz de superar el entramado defensivo planteado por el técnico visitante, que defendió su portería con la totalidad de sus jugadores. El Andorra no tuvo su tarde y fue incapaz de superar el solitario gol.