Más de 25 minutos después de acabar la sesión a puerta abierta en La Romareda seguía Alberto Zapater firmando cualquier objeto, prenda o distintivo que le dieran y luciendo sonrisa en cada foto. No quedaba ya casi nadie de los más de 1.500 zaragocistas, muchos de ellos niños, que se dieron cita en las gradas para ver a su equipo en las horas previas a la noche de Reyes, para que la ilusión por la jornada de hoy en los más pequeños tuviera el preludio de la misma alegría por ver a sus ídolos.

Zapater vuelve a disfrutar del fútbol tras el calvario en Moscú, pero en él siempre habitó esa predisposición hacia su gente, que pronto le convirtió también en un ídolo para la grada, estatus que mantiene.

Tras acabar la sesión, el resto de jugadores zaragocistas lanzó junto a él balones y bufandas a los asistentes. Varios se retiraron ya entonces. Otros se quedaron a firmar, como Cani, Erik Morán, Irureta, Lanzarote y, sobre todo, Isaac y Edu García, que estuvieron más tiempo, como también Xumetra. Pero nada comparable a Zapater, porque el capitán también fue un ejemplo ahí.

Con una predisposición total, hablando con los niños, aconsejando el rotulador más idóneo para estampar su inagotable firma, porque nadie que se la pidió se quedó sin ella. Lo mismo que las fotos. Un niño hasta le pidió consejo para recuperarse bien de una rotura de fibras y Zapater, tras asombrarse de que solo tuviera 8 años, le soltó: «Estarte más tranquilo ahora en el recreo». Mientras, su madre asentía con una gran sonrisa.

Genio y figura la de Zapa, que fue el último en abandonar el césped cuando no había aficionados ya en las gradas. «Soy padre y estos días se viven con ilusión. De pequeño iba a Biescas en las pretemporadas, en verano, para ver de cerca a los jugadores. La verdad es que el cariño de los niños es algo que no tiene precio», dijo en la web del club.

La sesión a puerta abierta mostró aplausos y tímidos cánticos, además de la ilusión de los más pequeños por ver a los jugadores. Edu García, Buenacasa, Raí o Cani se llevaron aplausos en los ejercicios de defensa y ataque, mientras que en los partidillos los dos goles de Ángel y los dos de Juan Muñoz tuvieron su mayor eco en la grada, donde también estaba el Cartero Real para las últimas peticiones. Era el día de la ilusión y también el del ejemplo, el de Zapater.