El Real Zaragoza se ha disparado hacia la salvación en las seis últimas jornadas con muchos argumentos, entre ellos el principal: el gol. Marca y no le marcan. Gana y no pierde. Villa encabeza la revolución, como siempre, pero su ejército se ha puesto a desfilar con el gatillo fácil en un proceso de democracia realizadora de estupendos resultados para el conjunto de Víctor Muñoz. Nueve futbolistas diferentes, incluido el voraz ariete asturiano, han sumado algún tanto en este feliz periodo de rehabilitación que ha dejado al conjunto aragonés a tan sólo un par de victorias de la permanencia.

La racha de media docena de encuentros con finales felices (cuatro triunfos y dos empates, ¡el 37% de los puntos que posee!) ha venido ligada a la mejora de la puntería del grupo. Villa sigue siendo la base y el vértice de la pirámide con tres dianas que han supuesto cuatro valiosos puntos, pero ya no es el único que pisa el área con apetito. El breve pero intenso festival ofensivo en el que se han logrado 11 goles (nada menos que el 32% del bagaje de la actual temporada) comenzó frente al Villarreal, con el marcador más abultado de todo el ejercicio. Ponzio, Cani, Dani y Villa hicieron una ola de La Romareda, que recuperó la sonrisa.

TAMBIEN LOS DEFENSAS Generelo, quien se había estrenado como artillero de forma poco ortodoxa en la derrota más dolorosa del curso, un 4-1 frente al Deportivo en el inicio de la segunda vuelta que supuso la despedida de Paco Flores como entrenador, peinó un balón ante la salida a por uvas de Bizzarri. Galletti, de disparo lejano, aprovechó la mala tarde del guardameta argentino para rubricar el triunfo en Valladolid. Hasta ese día de cabeza sólo se había atrevido Villa con el Athletic. Lo más común era recibirlos por alto, pero Toledo se elevó en el Santiago Bernabéu para establecer la igualada a la salida de un córner, igual que Alvaro, otro defensa, el pasado domingo en Vigo, al llegar como un bombardero a un saque de falta de Galletti para adelantar al Zaragoza.

Parece como si nadie quisiera perderse estos buenos ratos de tiro al blanco. Tampoco Yordi, que aprovechó sus minutos en Balaídos y firmó el 0-2 definitivo en una cita de alto voltaje por la trascendencia de lo que había en juego. Desde el rifle con mira telescópica que utilizó Ponzio para abrir la cuenta ante el Villarreal hasta el toque sutil con la zurda de Yordi en Vigo, se han visto goles de todas las facturas, salvo a balón parado. Además ha habido variedad de asistencias, como la de Cuartero a Villa en el choque con el Espanyol o las de Yordi al delantero asturiano en el cuarto al Villarreal y en el del triunfo sobre el Málaga.