Velasco Carballo, presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), comenzó muy entusiasta su balance de las tres primeras jornadas asistidas con el videoarbitraje (VAR). «El éxito del VAR es evidente. El inicio ha sido muy bueno y trabajamos para que nuestros errores sean cero», dijo. Tras detallar los números de las actuaciones del VAR (10 revisiones en 29 partidos, tres vistas en el monitor por el árbitro principal), y unas estadísticas de tarjetas poco aclaratorias en tres jornadas, el nuevo jefe de los árbitros no pudo rehuir la polémica que, lejos de apagar, el VAR ha avivado.

«El VAR solo comprueba si lo que ha decidido el árbitro es insostenible con las imágenes. No trata de ver las imágenes con la intención de tomar la decisión correcta. Solo intervendrá si hay un error claro, manifiesto y no discutible». Esto fue lo máximo que aclaró sobre la cuestión más repetida, la polémica más reciente, la jugada del domingo en el derbi entre Betis y Sevilla que terminó con la expulsión de Roque Mesa y la mayor crítica hasta el momento al VAR, la del entrenador sevillista Machín. «Para esto que piten desde la barra del bar, con b, tomando unas cañas».

Esa jugada concreta el gran debate que provoca el VAR: cuándo una jugada es digna de que el árbitro principal la revise. Es el elemento que se deja a juicio del ser humano, la decisión de avisar o no del encargado del videoarbitraje. «Mi opinión no vale más que otra. Seguro que lo que los aficionados quieren es que trabaje para que mis árbitros sean cada día mejores», insistió el presidente del CTA en la comparecencia pública que realizó, junto al aragonés Clos Gómez, responsable de la implantación del VAR.

Dentro del contexto de naturalización de la actividad del estamento arbitral y su apertura al mundo mediático, el CTA ofreció las imágenes y el audio de cómo actuó el VAR en tres jugadas. La primera, un penalti a favor del Rayo ante el Sevilla, que Mateu Lahoz había señalado fuera del área. En ese mismo partido, el VAR concedió un gol de André Silva para el Sevilla que había sido anulado por fuera de juego.

Entre los aciertos, se repasó el gol fantasma concedido al Espanyol ante el Valencia, tras una falta lanzada por Granero que botó dentro de la portería y salió despedida. Y, también a favor del Espanyol, el penalti señalado a Laguardia, defensor del Alavés, sobre David López. La polémica respecto a esa jugada es bajo qué circunstancias el VAR va a entrar en las múltiples y habituales jugadas de agarrones en el área, sobre todo en centros a balón parado. Aquí el VAR se mueve sobre la delgada línea entre hacer la mayor justicia posible con las pruebas de que dispones y, a la vez, no entorpecer tanto el ritmo de juego.