—Al final decidió retirarse tras anunciar su salida del Zaragoza nada más acabar la temporada pasada. ¿Qué le llevó a esa decisión con solo 31 años?

—He vivido un tiempo muy complicado desde que me lesioné en la rodilla hace tres años y medio en el Liverpool, en un partido contra el Manchester United. La lesión no me la descubrieron hasta varios meses después y, de ese modo, algo que era para menos tiempo se me alargó mucho. Después, nunca me he visto yo otra vez que el cuerpo me reaccionara igual, incluso cuando estaba bien físicamente. Así que decidí no ensuciar mi carrera deportiva, no tirarla por la borda siguiendo en Segunda y sin ser lo que yo era.

—Dice adiós a una edad donde aún le quedan años de fútbol, esas retiradas siempre cuestan mucho más...

—Es cierto. Pero cuando tenga 50 años lo que quiero es seguir pudiendo caminar. Lo he pasado muy mal. En el Liverpool iba a entrenar y no podía ni andar y, la pasada temporada, Agné antes de un partido me veía entrenar y me decía que iba cojo. Si es que en muchos encuentros con el Zaragoza me tuve que medicar para poder jugar. Ahí tienes que valorar si compensa. No disfrutas, es perjudicial para el futuro y para tu salud y yo he visto a Donato o a Batistuta, con 40 años, y van cojos. Yo no quiero eso para mí.

—Llegó al Zaragoza en septiembre pasado desde el mercado del paro tras muchos años en Inglaterra. ¿Qué le decidió a venir?

—El Zaragoza es un equipo con presión por la gente que tiene detrás, pero yo la llevo bien. A mí me gusta esa exigencia. Es un club grande, importante. Y eso me llevó a ir para allí, para enseñarme otra vez y resurgir de las cenizas en que estaba. Por eso siempre estaré agradecido al Zaragoza, por esa oportunidad.

—¿Hasta qué punto influyó Zapater en su fichaje?

—Con Zapa me llevo espectacular, ya que lo conozco desde el Mundial sub-20 de Holanda. Ya me mareó a principio de verano, me dijo que me viniera, que necesitaban un lateral izquierdo. Y, cuando acabó el mercado, le comenté si seguían necesitándolo y él fue quien medió un poco en todo para que pudiera fichar.

—No salió la temporada como usted esperaba.

—Lo hice lo mejor que pude, pero lo de mi rodilla era muy frustrante. De lateral izquierdo te exige subir y bajar, lo lógico, lo que siempre he hecho, y no me veía capacitado. Como central me veía mejor, me iba adaptando. Láinez quería un lateral muy ofensivo, yo le fui sincero y le dije que de lateral iba a hacer trabajo defensivamente, que no me iba a pasar nadie por mi banda, pero subir y bajar de forma constante no se lo podía dar. César me dio esa opción de jugar de central, me dijo que me veía ahí y yo me fui viendo mejor, pero no estaba como siempre y para estar así no quería seguir.

—¿Era más un problema físico o mental?

—Además de cómo estaba físicamente, psicológicamente no me estaba ayudando nada jugar así. Soy muy competitivo y no estaba dando el 100% porque el cuerpo no me daba lo que quería. El problema era sobre todo mental, porque tenía ganas locas de subir la banda muchas veces y algún partido que lo hacía acababa con la rodilla hinchada y me pegaba varios días sin entrenar.

—En el último partido, contra el Tenerife, nada más terminar usted publica en las redes sociales un mensaje: “Gracias Zaragoza, mucha suerte en el futuro”. Ya estaba más que decidido a no seguir, ¿no?

—Yo era de los que menos cobraba de la plantilla, tenía un contrato bajo, porque no estaba ahí por dinero, ya que gracias a Dios lo que ya tuve que ganar con el fútbol lo hice en Inglaterra. Pedí un año de contrato y ellos me dieron dos. Yo quería volver a enseñarme y, si iba bien, poder regresar a Primera si el Zaragoza no subía, pero ellos querían en ese caso sacar un dinero y también había una cláusula de desenganche. En junio hablé con Lalo (Arantegui) y me dijo que podían contar conmigo, pero que era mi decisión. Le dije que psicológicamente y físicamente no me veía para seguir.

—¿Influyó en su decisión la dura temporada del equipo?

—No voy a negar que esta campaña pasada ha sido la más frustrante de mi carrera, no solo por cómo terminó el equipo, sino también por mí mismo. El problema es que para estar arrastrándome prefería no seguir. Hablé con el Zaragoza, les comenté mi pensamiento, llegamos a un acuerdo y les dije que no quería nada de rescisión y que este verano me iba a pensar las cosas.

—Ese gesto de renunciar al año de contrato no es muy habitual.

—Pero yo es que no fui al Zaragoza por lo económico y no quería con mi salida ganarle un dinero, cuando ellos me dieron esa gran oportunidad. Habría sido de mala gente haberle pedido un dinero por la rescisión. Entiendo que otros jugadores lo hagan, porque todos vivimos de esto, pero en mi caso no me habría sentido bien porque habíamos sido muy sinceros el uno con el otro. No me hacía falta por el dinero que me iban a pagar pelearme con un club que aprecio y quiero. Me parecía mal acabar así.

—Villarreal, Celta, Newcastle, Liverpool... ¿Qué supone para usted esta última temporada en el Real Zaragoza?

—Una inmensa gratitud. Para mí es un club más de mi carrera en una temporada difícil para todos y en la que sufrimos mucho. Lo hablaba con Zapa y con Cani, que también han jugado en buenos equipos, y era frustrante el año, el pelear por esos objetivos. Pero al Zaragoza le estaré siempre muy agradecido, me dio la oportunidad de volver a intentarlo.

—¿Qué le parece el comienzo de Liga y el proyecto que se ha montado desde la dirección deportiva para la actual temporada?

—He visto varios partidos de los que ha jugado y en la Liga no están teniendo los puntos que merecen. Hay un buen proyecto, a mí al menos me lo parece. Es un equipo joven y con mucha calidad, pero también es un gran club y tiene mucha presión jugar ahí. Al ser joven el acostumbrarte a eso es difícil. Creo que Lalo lo ha hecho muy bien. Zapater me dice que desayunan y comen en la Ciudad Deportiva, lo que me parece excepcional, porque en Inglaterra es lo habitual. No solo por la alimentación sino porque también haces más grupo. El presupuesto del Zaragoza es bajo y eso dificulta las cosas, aunque la Segunda es igualada, coges una buena racha y vas para arriba. Ellos van a luchar por todo y de verdad que deseo que vuelvan cuanto antes a Primera División. Un equipo así lo merece, por la historia que tiene detrás y sobre todo por los que están ahí, por la afición y por toda la gente que está en el club.

—Ahora va a trabajar en la representación de futbolistas junto a su hermano, por lo que no se va a alejar mucho del fútbol. ¿Qué balance hace de su carrera deportiva?

—Lo primero, voy a echar mucho de menos jugar. Muchísimo. ¿Mi carrera? Todo en la vida se puede mejorar. Estoy muy agradecido a Dios porque he disputado la Champions, he estado en el Liverpool como capitán, he jugado con Luis Suárez, con Gerrard, he vivido muchas experiencias y de Inglaterra también me traje a mi novia. Creo que he tenido una carrera espectacular. Me queda la espinita de que por culpa de una lesión lo tenga que dejar cuando aún podía seguir unos años más. Eso es una putada. Ahora, es el momento de iniciar un nuevo camino junto a mi hermano y estoy convencido de que también me va a ir bien.