No ha sido nunca una negociación al uso la que han planteado Sheikh y el grupo de empresarios aragoneses y tampoco lo fue el día de ayer. Una negociación entre comunicados y mensajes por Twitter --anoche Kadir volvió a usar esta red para explicarse y también para acusar--, entre dudas y desencuentros con el grupo de Lasheras. El día acabó con las partes aún más enfrentadas si cabe, con el enfado monumental de Sheikh, Nayim y su grupo de colaboradores por lo que entienden una tomadura de pelo que solo esconde la negativa a venderles por otros intereses.

El comunicado en la web del club, sin que los hermanos Zorita y Casasnovas lo supieran, ya terminó por desatar la indignación de esa facción, partidaria de vender a Sheikh, y de todo el grupo del empresario paquistaní. Este regresó a Barcelona por la tarde.

Sheikh llegó a Zaragoza pasadas las diez de la mañana en AVE y desde antes estaba Lasheras junto a Toño Martínez, Marquina y José Guerra en la sede de Ibercaja. Ignacio Zorita había optado por acudir primero a las oficinas del club, donde Sheikh quería reunirse. Pero fue una visita relámpago, acudió al club y se marchó a la central de la entidad bancaria. Sheikh, Nayim y su grupo llegaron al hotel Romareda poco después, se reunieron, el paquistaní manifestó su intención de no ir a Ibercaja ante los micrófonos y acudieron después a pie a las oficinas.

"Lo vais a solucionar lo del Zaragoza, ¿verdad?", le dijo una señora mayor a Nayim cuando llegaba a la sede del club, a las puertas. El exfutbolista asintió antes de hacer un aparte con Sheikh y convencerle de que había que ir al cónclave en la entidad bancaria. Fue muy persuasivo porque Kadir dio media vuelta y puso rumbo allí. Mientras, Lasheras ya acumulaba casi dos horas de plantón, lo que tampoco facilitó la primera toma de contacto entre ambos bandos cuando la reunión comenzó al mediodía.

Fue una reunión con reproches por la forma de actuar de unos y otros, con pocos elementos de afinidad, más allá de los saludos iniciales. Por ejemplo, Zurita y Lasheras apenas se hablaron y pertenecen al mismo grupo, aunque a muy distinta facción. Kadir enseñó el talón y los avales, aunque no tardó en guardarlos y se negó a depositarlos en la entidad bancaria, mientras que desde la parte de Lasheras se quiso aclarar que con Javier Láinez no había ningún tipo de cláusula para que no fuera presidente. Se habló del contrato de compraventa, intocable, de Cuartero y Checa y el punto delicado llegó con el dinero, con un alto empleado de Ibercaja esperando para comprobar si las garantías bancarias eran o no adecuadas. No las llegó a ver.

Tras redactar Rafael Hidalgo, abogado de Nayim, una carta de obligaciones que no se firmó al final por ninguno de los dos bandos, Lasheras se despidió de los presentes, que se quedaron formalizando la apertura de una cuenta en Ibercaja que tuvo que tener de primer titular a Fernando Sainz porque Kadir no llevaba encima su DNI español, solo su pasaporte alemán. Ya por entonces la versión del grupo de Lasheras era tan distinta a la de los hermanos Zorita, Casasnovas, Sheikh y sus ayudantes que el acuerdo era imposible.

Sheikh se marchó entre vítores de la treintena de zaragocistas, la mayoría jóvenes, concentrados en la sede de Ibercaja, Nayim saludó y se hizo fotos con los que le aclamaban y el optimismo parecía que era la nota común en ese grupo. Otra muestra más de lo distanciado que ha estado Sheikh de que Lasheras considerara su opción, una vía que ayer pareció agotarse.