Los muros y los prejuicios siguen cayendo. Esta semana dos entrenadoras han roto un poco más el tabú de que una mujer no puede dirigir a un equipo de hombres. El lunes, Corinne Diacre, entrenadora del Clermont Foot (equipo de la Segunda División francesa de fútbol), hacía historia al convertirse en la primera que dirigía un partido de fútbol profesional masculino en Francia. Un días después, los San Antonio Spurs, campeones de la NBA, hacían oficial la contratación de Becky Hammon como técnica asistente. La base americana, una leyenda del baloncesto femenino, se ha convertido en la segunda entrenadora de la historia de la NBA.

Elogios de Popovich

El año pasado, cuando Hammon (que jugó en el España en el Rivas Ecópolis y el Ros Casares) se lesionó en la rodilla, Gregg Popovich la invitó a asistir a los entrenamientos de los Spurs. Sus opiniones fueron muy apreciadas por el técnico que, al saber que tras 16 temporadas en la WNBA iba a retirarse, no dudó en ofrecerle un puesto fijo en su staff. En el banquillo se sentará al lado de entrenadores de prestigio como el exmadridista Ettore Messina. Popovich, que tras el adiós de Phil Jackson está considerado como el mejor técnico de la NBA, se deshizo en elogios hacia su nueva ayudante. «Tras observar su trabajo con nuestro equipo la pasada campaña, confío en que su inteligencia baloncestística, su ética de trabajo y sus habilidades en el trato personal serán un beneficio para los Spurs». Hammon seguirá los pasos de Lisa Boyer, que en la temporada 2001-02 formó parte del equipo técnico de John Lucas en Cleveland.

Aunque la mayoría ha celebrado la llegada de aire femenino a los banquillos de la NBA, también ha habido voces discrepantes, como la de Matt Walsh, exalero del Manresa, Baskonia y Murcia y que actualmente milita en el Virtus Bolonia. «No digo que Becky Hammon no sepa de baloncesto, solo digo que no escucharía una sola palabra de lo que una mujer entrenadora me dijera», soltó en Twitter un jugador que, si por algo ha destacado en su discreta carrera, es por su anarquía. «Solo digo que baloncesto masculino y femenino son dos deportes distintos», dijo intentando defenderse de las acusaciones de machista antes de volver a meter la pata: «Estoy bromeando. Si Becky Hammon está buena por supuesto que (fingiría) escucharla».

Comentarios así tuvo que escuchar Helena Costa después de que el Clermont Foot anunciara en mayo que sería la primera entrenadora del fútbol francés. «Bravo al Clermont Foot por comprender que hacer sitio a las mujeres es el futuro del futbol profesional», celebró la ministra de Deportes y de Igualdad de las Mujeres, Najat Vallaud-Belkacem, tras el fichaje de la portuguesa, que acabó consumida por la presión mediática. Pero el presidente del club tenía claro que quería a una mujer en el banquillo y por eso contrató a Diacre, la primera que consiguió el título de entrenadora en Francia y fue exasistente de la selección francesa femenina.

Flores y ovación

Diacre recibió el lunes, el día de su 40º aniversario y el de su estreno oficial, un ramo de flores del entrenador rival y una gran ovación de los aficionados del Brest. Aunque perdió el partido (2-1), sabía que había ganado una batalla.

Antes que Diacre y Hammon, Carolina Morace ya había dirigido en 1999 al Viterbese, equipo de la Tercera División italiana, en el que tan solo duró dos partidos. En Francia, la rumana Elena Groposila lleva desde el mes de abril al Dijon de la Segunda División de balonmano y Audrey Zitter es desde el 2013 la jefa del vestuario de los Diablos Rojos de Montpellier, de la Segunda División de rugbi.